Regeneración dental que surge desde el implante
La ingeniería de tejidos e implantes busca desarrollar materiales que imiten fielmente la anatomía humana. Hoy en día es posible utilizar injertos del propio paciente o bien injertar materiales desarrollados en el laboratorio que, liberando sustancias, ayuden y aceleren la regeneración. Investigadores de la Universidad de Zaragoza han fabricado materiales biodegradables que actúan como andamios para favorecer la regeneración dental.

Hoy, la osteoporosis causa una fractura cada tres segundos y 8,9 millones al año, unos datos que irán en aumento debido al paulatino envejecimiento de la población. Se espera por tanto un incremento de la incidencia de patologías como osteoartritis, osteoporosis y pérdida dental y un aumento en la demanda de la regeneración o el reemplazo de cartílago, hueso, dientes, etc.
En el futuro, los implantes inteligentes combinarán, en un mismo producto: moléculas activas que favorezcan la regeneración, andamios sintéticos que proporcionen la matriz extracelular necesaria para sostener la regeneración celular y, finalmente, células que contribuyan en el proceso regenerativo. Inicialmente los andamios utilizados como injertos sintéticos eran materiales pasivos, cuya única función era mecánica, pues actuaban como andamio que era colonizado por las propias células del paciente tras su implantación.
Hoy, el andamio no es un elemento pasivo, sino que puede contener fármacos y otras moléculas activas (biomoléculas formadoras del órgano a sustituir), además de células progenitoras que aceleran el proceso regenerativo.
Los ingenieros químicos Manuel Arruebo y Víctor Sebastián, investigadores del grupo Nanostructured Films and Particles (NFP) en el Instituto de Nanociencia de Aragón (INA), han desarrollado unos materiales biodegradables que contienen un fármaco inmunosupresor que, además de evitar el rechazo tras la implantación, favorece la inervación.
Dichos implantes han sido evaluados in vitro e in vivo en el Instituto Nacional Francés para la Investigación Médica en Estrasburgo, en el grupo de Nadia Jessel, demostrándose en modelos animales que dichos implantes favorecen la regeneración dental y que los dientes regenerados están vascularizados e inervados, dos características necesarias para obtener una buena regeneración.
Los nanovectores tienen una dimensión inferior a los 200-300 nm y son el resultado de un complejo diseño de fabricación con componentes de propiedades únicas que permiten encapsular moléculas terapéuticas. Por ejemplo, los nanovectores pueden ser sensibles a la luz o al calor, de manera que se puede controlar bajo demanda la liberación de biomoléculas con un papel fundamental en el proceso de regeneración, como los factores de crecimiento (proteínas que desencadenan efectos biológicos clave para regenerar células). Dichos nanovectores pueden estar formados por materiales biodegradables que pueden ser metabolizados.
El uso de materiales con dimensiones nanométricas también permite modificar la porosidad del andamio para favorecer el crecimiento de vasos sanguíneos y el acceso a las células integradas. En definitiva, los nanomateriales aportan una vía para acelerar los ciclos regenerativos y hacer más fácil la mimetización de un andamio extraño al cuerpo.
El órgano o tejido impreso es incubado en un biorreactor antes de ser implantado o bien se imprime in situ, actuando el propio cuerpo de la persona receptora como biorreactor.
Con la colaboración de la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Zaragoza