Tras la implantación de una prótesis, el hueso se remodela y regenera de forma distinta en cada caso. La respuesta del hueso de cada paciente determina el éxito de esta intervención tan común y, a largo plazo, el riesgo de fractura y, en definitiva, la duración de la prótesis. Cómo caminamos en nuestra vida cotidiana, cuál es nuestra densidad ósea, cuánto pesamos... todo influye. La ingeniería biomédica lo sabe.

Gracias al desarrollo de modelos predictivos de simulación como los del proyecto Cadbone, médicos y traumatólogos disponen de información precisa para decidir qué implante es el más adecuado. Su ordenador les muestra con antelación la respuesta de la prótesis a largo plazo en cada paciente.

José Manuel García Aznar, investigador del grupo de investigación Multiescala en Ingeniería Mecánica y Biológica (M2BE ) del I3A de la Universidad de Zaragoza y coordinador de Cadbone, explica en este vídeo cómo, antes de la operación, la simulación computacional de la realidad de cada paciente concreto puede decirnos si esa prótesis va a fallar a los cinco, a los diez, a los 15 o a los 20 años de su implantación.

Este grupo aragonés lidera el proyecto europeo Cadbone que, en colaboración con la multinacional belga Materialise y la Universidad Católica de Lovaina, lleva la reconstrucción tridimensional de los huesos a partir de las imágenes de TAC y radiografías mucho más allá. Programas de cálculo matemático son capaces de predecir cómo se comportará el hueso a corto y largo plazo después de pasar por el quirófano.