Responsable de redacción en heraldo.es

Lazarillos del Támesis

El Hotel Magic Aqua Rock Gardens de Benidorm, cuyos responsables se muestran satisfechos por la condena a la familia británica que inventó la intoxicación alimentaria en su establecimiento.
El Hotel Magic Aqua Rock Gardens de Benidorm, cuyos responsables se muestran satisfechos por la condena a la familia británica que inventó la intoxicación alimentaria en su establecimiento.
Hotel Magic Aqua Rock Gardens

Hay estereotipos que se atribuyen a pueblos sin rechistar. Te cae el sambenito desde tiempo inmemoriales y no hay quien te lo quite. Así ha pasado con la picaresca, asimilada de por vida a la actuación de los españoles como una parte indisociable de su alma.

Lo de ser como el Buscón es tan consustancial al habitante de la piel de toro que parece únicamente propio de este territorio. Y, mira por dónde, hemos constatado que hay pícaros británicos. No se trata de una simple intuición que entreveíamos cuando se disparaban las denuncias por intoxicaciones alimentarias sufridas por turistas procedentes del Reino Unido.

Ahora es un hecho constatado la existencia de lazarillos del Támesis, o incluso del Mersey, como es el caso que nos ocupa: La propia justicia británica ha condenado a una familia entera de Liverpool por querer pasar gratis sus vacaciones en un lujoso hotel de Benidorm. Primero disfrutaron de unos días de playa y banquetes regados por buenos caldos. Luego, de regreso a su país para pasar la resaca, denunciaron que habían sufrido una intoxicación alimentaria en el hotel en el que se alojaron en la costa mediterránea. Pidieron la correspondiente indemnización con el objetivo de lograr que las vacaciones les salieran «by the face»... Y si cuela, cuela. Pero esta vez no coló y les han condenado por denuncia falsa.

Esta práctica está tan extendida que ha llegado a provocar la quiebra de varios negocios hosteleros españoles. Incluso las autoridades británicas han lanzado campañas para atajarla. Menos mal que la justicia ha reaccionado, porque daban ganas de atacar a la pérfida Albión en sus propias aguas y con sus mismas armas.