Los primeros compases del nuevo ‘Assasin’s Creed Odyssey’ pueden resultar decepcionantes: las Termópilas, una historia que ya hemos visto 300 veces; el mismo estilo de juego que su predecesor egipcio ('Assassins Creed Oringins') estrenado hace solo unos meses; pocas mejoras gráficas, mismas dinámicas de juego, controles similares en la lucha...

Sin embargo, si le damos una oportunidad, esta épica aventura, ambientada en la antigua Grecia, nos tiene preparadas muchas sorpresas. La historia va cogiendo fuerza con el paso del tiempo hasta que las desventuras de sus personajes - es el primer AC en el que podemos elegir entre un protagonista masculino o femenino- nos enganchan por completo.

La inmensidad y la belleza de este mundo es asombrosa: cabalgar por sus caminos con Fobos, montura fiel que acude siempre a nuestro silbido y hace las distancias más cortas gracias a su trotar autónomo como si de un coche del futuro se tratase; sobrevolar sus parajes con nuestro alado compañero de viaje, una rapaz con la que podremos marcar a nuestros enemigos y encontrar tesoros ocultos antes de adentrarnos en las peligrosas misiones; navegar por sus mares, con una tripulación que iremos reclutando poco a poco; sumergirse en sus aguas o explorar sus cuevas repletas de secretos, peligros y cofres... Todo ello es una auténtica e infinita delicia.

Con cada acción, sea buena o mala, obtenemos puntos de experiencia que nos permitirán subir de nivel para enfrentarnos a enemigos más poderosos y aumentar nuestras habilidades en el combate, combos de lucha cuerpo a cuerpo, asesinato sigiloso y destreza con el arco, aptitudes que se tornarán vitales a lo largo y ancho de nuestra aventura. Pero si te equivocas al escoger en el árbol de habilidades, no te preocupes, puedes resetearlo en todo momento para probar nuevos trucos y elegir tus favoritos.

También son muchas las armas y armaduras que encontraremos por el camino y podremos niquelar en las herrerías repartidas por todo el mapa; y, asimismo, podremos mejorar nuestro buque para ser el terror de un Mediterráneo plagado de enemigos a los que destruir a flechazos y embestidas o asaltar al abordaje para robar sus botines.

En su misión principal deberemos bucear en los orígenes de nuestro protagonista, en una historia llena de giros de guión en la que poco es lo que parece y que nos invitará a renunciar a la piedad, si alguna vez la tuvimos.

Las secundarias -que se cuentan por docenas, si no por centenares- recuerdan muchísimo a 'The Witcher', son muy divertidas y variadas, ayudan a profundizar en el mapa, la historia y a convertirnos en una máquina de matar atenienses y espartanos a partes iguales.

Éste es el primer ‘AC’ en la que el jugador puede tomar decisiones sobre qué dice el protagonista en los diálogos y estas elecciones tendrán siempre una consecuencia en el posterior transcurso de la historia, así que cuidado con lo que dices y lo que callas. Un consejo: no intentes ser bueno y salvar a todo el mundo, es imposible, y además, es mucho más divertido ser malo, al menos, de vez en cuando.

Con dos entregas consecutivas excelentes, Ubisoft ha conseguido revivir una saga que comenzaba a agotarse; veremos si en el futuro es capaz de mejorarse y no repetir el flojo inicio de la aventura griega en una predecible secuela romana.