¡No me puedo creer que aún tenga que protestar por esta mierda!

Las expertas coinciden en que la nueva ola feminista está adquiriendo un cariz histórico porque la nueva generación joven es "lúcida y luchadora".

El famoso cartel de una manifestación pro aborto en Polonia que se hizo famosa
¡No me puedo creer que aún tenga que protestar por esta mierda!

Quién iba a decir a las feministas españolas de los 80 que en 2018 iban a tener que seguir protestando contra la brecha salarial o la violencia machista. En vísperas del 8M, activistas históricas recuerdan a las más jóvenes que no deben bajar la guardia porque el feminismo es una carrera de fondo y tenacidad.

La frase "¡no me puedo creer que aún tenga que manifestarme por esta mierda!", que portaba una anciana en un cartel en la manifestación en Polonia contra la prohibición del aborto en 2016, se ha convertido en un símbolo que puede leerse en movilizaciones de todo el mundo.

Determinadas reivindicaciones permanecen -y aparecen nuevas formas de opresión- porque no acaba de transformarse el núcleo de la sociedad patriarcal: ese que considera a la mujer un complemento del ser humano que está para servir al proyecto de vida de los hombres, como explican a Efe expertas en historia del feminismo y activistas históricas de la igualdad.

"Atacar un sistema de poder tan omnipresente, tan arraigado y profundo como el patriarcado es muy difícil. Como ya nos advirtió Simone de Beauvoir, los derechos de las mujeres nunca están adquiridos de forma inamovible, definitiva. Siempre se puede volver atrás, siempre son un terreno de batalla", indica la escritora Laura Freixas.

La periodista Nuria Varela recuerda que, pese a que el feminismo lleva denunciando la violencia machista desde el siglo XVIII, aún no se ha erradicado.

Freixas insiste en que las mujeres piden desde hace décadas acabar con la brecha salarial -mismo trabajo, mismo sueldo, mismas oportunidades de promoción, mientras que la profesora de Sociología de la Universidad de Salamanca y secretaria general de políticas de igualdad en el Ejecutivo de Zapatero, Soledad Murillo, incide en que la conciliación no solo es responsabilidad de ellas.

"La corresponsabilidad doméstica sigue siendo una enorme asignatura pendiente. Todavía no existe el mismo barómetro para mujeres y hombres en el ámbito de decisión político y empresarial y la justificación que se da es que las mujeres no disponen de tiempo. No es que no dispongan de tiempo, es que resuelven y donan tiempo a los demás, es lo que falta decir, para que otros tengan un tiempo excedente. Hay que hablar necesariamente de expropiación de tiempo", critica Murillo.

La profesora de Filosofía Moral y Política de la Universidad Rey Juan Carlos, Ana de Miguel, subraya que las reivindicaciones feministas siguen vivas después de décadas porque "no acaba de transformarse el núcleo duro de la sociedad patriarcal".

"Las mujeres todavía no somos reconocidas como seres humanos a la par que los hombres. Todavía se solapa al varón con el ser humano neutral y las mujeres son el complemento, el sexo femenino de ese ser humano neutral que todo lo decide. (...) Las mujeres son seres de segunda cuya función es servir a la reproducción de la especie, al placer sexual", denuncia.

El mensaje más repetido a lo largo del tiempo, "puntal del feminismo", es que hombres y mujeres somos igualmente valiosos.

Las expertas recalcan que la lucha por la igualdad es tan costosa porque, dice Varela, partió de cero, "el enemigo es poderoso" y las relaciones de poder desigual no siempre son evidentes.

Tras décadas comprometidas con la causa, todas aconsejan a las más jóvenes tener presente la historia de la lucha de la mujer como faro porque, como afirma De Miguel, "el feminismo es lo contrario de la ignorancia" y la historia "es "una caja de herramientas para interpretar y transformar la realidad".

Conocer que en el siglo XIX ellas combatieron más de ocho décadas para lograr el sufragio universal, que en la Revolución Francesa se les negó la educación igualitaria...

"Tienen que saber que igual que sus antepasadas recibían un no por respuesta, lo mismo pasa ahora. Todo avance del feminismo ha estado históricamente acompañado de una reacción, unos discursos y estrategias antifeministas", precisa De Miguel.

Las expertas coinciden en que la nueva ola feminista está adquiriendo un cariz histórico porque la nueva generación joven es "lúcida y luchadora", está rompiendo por primera vez el silencio de la violencia sexual y, argumenta Murillo, el feminismo se ha convertido en una postura ante el mundo, en una vindicación de lo personal.

La profesora afirma además que el feminismo no se agota con las luchas cercanas, sino que debe abrigar las reivindicaciones de otros lugares y de todo tipo de estratos sociales y colectivos: "Nosotras somos vanguardia porque estamos en el primer mundo y podemos manifestarnos sin consecuencias terribles".

"No va a ser fácil", avisa Varela. "Desde luego, esto va para largo, lo cual no tendría que ser un mensaje deprimente porque cada generación consigue cosas que sus madres no tenían", concluye Freixas.

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