Samsung Galaxy Book, más 'tablet' que portátil
El híbrido de Samsung es una opción muy interesante para aquellos que busquen un equipo para navegar y consumir contenido multimedia.
Hay híbridos pensados para trabajar y para ser utilizados en una mesa o sobre el regazo y otros que parecen diseñados para disfrutarlos en la comodidad del sofá, para navegar por internet usando nuestros dedos o para sujetar nuestra serie favorita directamente con las manos. El Galaxy Book es de estos últimos.
Las apariencias no engañan, con bordes redondeados, perfil de solo 7,4 mm (lo mismo que un iPhone) y peso de 750 gr, se parece más a una tableta que a un portátil.
Todo lo que necesita para funcionar lo tiene detrás de la propia pantalla, un panel táctil con las ventajas de la tecnología Super Amoled con un negro profundo y colores más vibrantes que el tradicional LCD.
Los 2.160 por 1.440 píxeles dejan una gran nitidez, pero el usuario deberá ajustar a su gusto la resolución, ya que algunos menús y, sobre todo, el tamaño de la letra por defecto pueden resultar muy pequeños.
En su interior cuenta una configuración que nos recuerda al Surface Pro que ya analizamos hace unas semanas: Intel Core i5 de séptima generación a 3.1 GHz, acompañado de 4 GB de RAM, una tarjeta gráfica integrada y 128 GB de disco duro SSD.
El conjunto es perfecto para consumir contenido multimedia, navegar o ejecutar aplicaciones de ofimática y edición fotográfica, pero sufre para satisfacer a los jugones o para aquellos que necesiten editar vídeo de manera profesional.
Para convertirse en un portátil tradicional, el Galaxy Book hace uso de su funda teclado incluida en el pack, sus teclas están iluminadas y, aunque su tacto es algo plasticoso, escribir es muy cómodo, rápido y preciso.
Además, sobre una mesa, el uso del Galaxy Book en modo portátil es muy cómodo, pero la cosa se complica cuando intentamos usarlo sobre el regazo, ya que el conjunto se vuelve inestable.
La funda permite poner el equipo en cuatro posiciones, con diferentes grados de inclinación, gracias a un cierre magnético, una solución sencilla de colocar aunque menos versátil y cómoda que la pestaña del Surface Pro.
El equipo también incluye un lápiz óptico que no necesita batería, es extremadamente preciso y se puede usar para dibujar o tomar notas de una manera muy cómoda e intuitiva. Además, Samsung incluye aplicaciones propias a las que se accede con solo pulsar el botón del lapicero.
En definitiva, por 1.230 euros, el Galaxy Book es una tableta con la que navegar y ver películas y series, un lienzo en sobre el que dar rienda suelta a nuestras dotes artísticas, y una libreta en la que tomar notas.
Si lo necesitamos, también se puede convertir en un completo portátil con Windows 10 para trabajar, aunque esta configuración puede resultar algo inestable sobre el regazo.
Batería. En números tiene 5.070 mAh; en la realidad se traduce en unas 9 horas de autonomía y se carga por USB-C en casi tres horas.
Puertos y más. Dos USB tipo C para carga de batería, datos e imagen, lector de tarjetas microSD, potentes altavoces estéreo y jack de auriculares.
Lo bueno y lo malo de Windows. Aunque es un SO de escritorio muy completo, tiene fallos en modo tableta: le cuesta despertar del reposo, algunas ventanas y menús no están adaptados y faltan muchas apps en su tienda.
Funda. Sin necesitar batería, tiene un teclado muy cómodo y el trackpad es preciso aunque algo pequeño.