Bajo la lupa: el azúcar y la hiperactividad
El desmitificador ha llegado a Tercer Milenio. ¿El consumo de alimentos azucarados desata en los niños una actividad incontrolable? La ciencia lo ha estudiado. Y, si tu curiosidad es más grande que este artículo, recomendamos dónde seguir descubriendo cosas vinculadas con este mito.
El mito
"No le des tanto dulce al niño, que luego no hay quien lo aguante". ¿Cuántas veces habéis escuchado esta frase? Es bastante común asociar azúcar con niños corriendo y gritando como locos y aguantando despiertos hasta que acaba Buenafuente. Es más, este mito es tan famoso que incluso habréis oído esta frase entre adultos: "Me acabo de zampar media docena de churros y llevo un subidón de azúcar que no veas".Verdadero o falso
El desmitificador ha llegado a Tercer Milenio para daros una mala noticia: eso es mentira. No existe tal cosa. Y está ampliamente demostrado. Entonces, ¿cómo ha sobrevivido este mito tantísimo tiempo? Ocurre una cosa curiosa: los humanos tendemos a buscar el porqué de las cosas, la causalidad. Buscamos patrones, explicaciones, intentamos ordenar el caos. Y
nuestro cerebro a veces nos engaña.
Pensad por un momento en situaciones en las que un niño (o incluso un adulto) esté alborotado y no deje de gritar e intentar llamar la atención. Seguro que imagináis cumpleaños, merendolas, fiestas de disfraces
Todas situaciones en las que los niños se atiborran de azúcar en todas sus formas y colores: dulces, refrescos, chucherías, y que no falte un helado de postre. Pero resulta que los niños se alteran por la situación, por la emoción del momento, por ver a todos sus amigos juntos, y no por la (seguramente exagerada) dosis de azúcar que están tomando.
Y no lo digo yo, lo dicen varios artículos científicos y metaanálisis (pruebas estadísticas que analizan los resultados de muchos estudios al mismo tiempo) realizados en los años noventa. En uno de ellos, un investigador repartió un placebo a un grupo de niños. A la mitad de los padres les dijo que los niños habían tomado azúcar. Todos ellos volvieron al día siguiente diciendo que su hijo había pasado toda la tarde hiperactivo perdido. Además, estos padres estaban más pendientes de los hijos, y les reñían más que los padres del grupo de control.
Un par de años más tarde, una investigadora publicó un estudio en el New England Journal of Medicine, la revista médica más prestigiosa del mundo, en el que analizaba el efecto de una dieta azucarada frente a una en la que se endulzaba todo con aspartamo, el edulcorante que usa la mayoría de las bebidas light. Este estudio se realizó usando la técnica de doble ciego, un sistema en el que ni los participantes ni los investigadores saben quién está en el grupo experimental y quién está en el grupo de control. Tras un ensayo que duró más de nueve semanas, la autora observó que ninguna dieta agitaba o desconcentraba a los niños. Es más, los únicos efectos que registró el estudio fue que la dieta azucarada calmaba ligeramente a los niños.
Para evitar esos kilitos de más (que, sin querer, pueden convertirse en esos kilazos de más) lo mejor es reducir la dosis de azúcar y hacer ejercicio. Se recomienda hacer un mínimo de 30 minutos de ejercicio aeróbico al día (andar rápido, correr, un partidillo de baloncesto, una clase de zumba) para mantenerse en forma. Y si os preocupa que vuestros peques se alteren, organizad actividades deportivas en las fiestas de cumpleaños. No hay que organizar los juegos olímpicos, basta con echar la vista atrás y recordar los juegos que tanto nos gustaban en el colegio (tú la llevas, el pañuelo, saltar a la comba
). Así mataremos dos pájaros de un tiro: por un lado, los niños harán ejercicio y quemarán parte del azúcar que se acaban de zampar en la fiesta. Y por otro, se cansarán un poco, y el mito de la hiperactividad quedará definitivamente desmentido: caerán rendidos en la cama.