El duro comienzo en la guardería

Lo aconsejable es que la adaptación al nuevo entorno se haga de manera gradual.

Llega el día uno de septiembre y ello implica la vuelta de todos a la cruda realidad. Esto comprende la vuelta al trabajo para los mayores, para los pequeños la vuelta al colegio y para los más chiquitines la vuelta a la guardería.


Ellos son los que más sufren con su llegada a la guardería. Una sintonía de lágrimas y gritos desconsolados a la hora de despedirse de sus padres. Se han acostumbrado a estar con ellos durante todo el verano y ahora no se hacen a la idea de tener que separarse de ellos.


Ante todo, los padres deben tener paciencia con ellos pues tienen que acostumbrarse a los nuevos horarios y hábitos. Lo aconsejable es que la adaptación a la guardería se haga de manera gradual para que no suponga un cambio brusco.


Al principio, dejarlos en la guardería un par de horas, y conforme vaya pasando los días, ir ampliando estos horarios de forma progresiva para que se vayan acostumbrando.