Insuficiencia cardiaca: la clave es identificar sus síntomas y anticiparse a sus efectos

Las descompensaciones que sufren los pacientes son la causa más frecuente de ingreso hospitalario en personas de más de 65 años.

Una insuficiencia cardiaca se puede diagnosticar ya sin necesidad de ir al cardiólogo
Este martes es el Día Mundial de la Insuficiencia Cardiaca.

El sistema público de salud debe adoptar medidas que permitan identificar y tratar precozmente las descompensaciones que sufren los pacientes con insuficiencia cardiaca, ya que son la causa más frecuente de ingreso hospitalario en personas de más de 65 años, responsable del colapso sanitario en determinados periodos.

Así lo ha advertido Julio Núñez, presidente de la Sociedad Valenciana de Cardiología, coordinador del Grupo de Investigación en Insuficiencia Cardiaca y director científico adjunto del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA del Hospital Clínico de Valencia, con motivo de la celebración, este martes, del Día Mundial de la Insuficiencia Cardiaca.

En una entrevista, el cardiólogo ha alertado de que la insuficiencia cardiaca es la enfermedad cardiovascular que más crece en incidencia y prevalencia, algo que está relacionado con el envejecimiento de la población y el mejor abordaje de otras dolencias cardiovasculares.

Se calcula que entre el 2 y el 3 % de la población española está afectada por esta enfermedad, aunque muchas de estas personas "no están diagnosticadas" y son pacientes a los que este síndrome "les cambia la vida dramáticamente y su autonomía funcional" porque "viven en un filo, son porcelanas, cualquier otra dolencia les descompensa".

Cuasa más frecuente de hospitalización

Actualmente en España se producen cada año alrededor de 150.000 ingresos con diagnóstico de insuficiencia cardiaca "debido básicamente a descompensaciones" de su dolencia crónica, explica este especialista.

"Es una dolencia que tiene frecuentes reingresos hospitalarios y descompensaciones y, a la larga, el enfermo se va deteriorando. El punto que marca la inflexión entre ir bien o no es la descompensación, es el punto de no retorno, y cuando un paciente empieza con descompensaciones y no se identifican y tratan precozmente, el futuro se ensombrece", asevera el cardiólogo.

Tener infección de orina, una arritmia, un poco de anemia, una transgresión dietética, olvidar tomar el tratamiento, presentar una infección, como el covid-19, incluso sufrir un disgusto son algunos de los "estresantes que hacen que se descompensen" los pacientes, explica el también profesor titular del Departamento de Medicina de la Universitat de Valencia.

Por eso, afirma, es importante transmitir a la sociedad "la trascendencia que tiene este síndrome" y la necesidad de que los pacientes aprendan a conocer los signos de alarma y que el sistema sanitario "esté habilitado y preparado para atenderlos en tiempo y forma".

"El ingreso de un paciente por una descompensación se ha visto clásicamente como un fracaso, pero hoy en día cada vez a los pacientes los diagnosticamos y les aplicamos tratamientos que han demostrado cambiar el curso de la enfermedad", subraya.

Signos de alamra

Cansancio, incremento de peso sin motivo en dos o tres días, aumento del perímetro abdominal, disnea (dificultad respiratoria), piernas hinchadas o acudir menos a orinar son algunos de los signos de alarma que debe reconocer el paciente con una insuficiencia cardiaca para poder acudir al especialista.

Según Núñez, es "clave" que los pacientes y sus familias sepan reconocerlo y que, ante estos síntomas, la persona afectada pueda acudir de forma rápida a un servicio multidisciplinar y especializado para ser identificado y tratado de forma precoz.

Para ello, "el sistema debe estar preparado para responder con rapidez y evitar muchas hospitalizaciones y, con ello, el colapso sanitario", advierte.

"El futuro está en el tratamiento ambulatorio de las descompensaciones, en que cuando un paciente note los síntomas pueda acudir a una unidad especializada que la trate con una terapia subcutánea o endovenosa para intentar evitar que ingrese en el hospital", señala.

Pérdida de calida de vida

Según explica, cuando un paciente sufre insuficiente cardiaca descompensada, el 20 % vuelve a ingresar al mes, el 50 % al año y la mortalidad de las personas afectadas es de entre un 20 o 30 %. "Son cifras comparables o incluso peores a algunos de los cánceres más frecuentes", señala.

"Y la sociedad no es consciente de todo eso, de la pérdida de calidad y de la capacidad funcional que supone la insuficiencia cardiaca", subraya para insistir en que, por ello, una de sus principales prioridades es "cómo identificar y tratar precozmente, y de manera óptima, esa descompensación".

El especialista subraya que se puede evitar llevando una vida sana y con mayores controles de factores de riesgo cardiovascular (hipertensión, obesidad, cardiopatía isquémica, tabaquismo, colesterol alto...), aunque indica que los datos futuros "no son halagüeños" debido al envejecimiento de la población. 

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