Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Los relojes inteligentes podrían predecir un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca

Según un estudio dirigido por investigadores de la UCL (University College London) en el que participa la investigadora del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A) de la Universidad de Zaragoza, Julia Ramírez.

Julia Ramírez escucha el latido del corazón y lo interpreta.
Julia Ramírez investigadora del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A) de la Universidad de Zaragoza
Francisco Jiménez

Los dispositivos portátiles, como los relojes inteligentes, podrían usarse para detectar un mayor riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca y ritmos cardíacos irregulares en la edad adulta, según un estudio dirigido por investigadores de la UCL (University College London) en el que participa la investigadora del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A) de la Universidad de Zaragoza, Julia Ramírez.

El artículo científico, publicado recientemente en 'The European Heart Journal-Digital Health', muestra las contracciones auriculares y ventriculares prematuras detectadas en electrocardiogramas (ECG) obtenidos con dispositivos portátiles y la predicción de eventos cardiovasculares de personas de 50 a 70 años sin enfermedad cardiovascular conocida en ese momento, según ha informado este martes la Universidad de Zaragoza.

En personas de mediana edad, las contracciones prematuras identificadas en el ECG están fuertemente asociadas con un mayor riesgo de desarrollar fibrilación auricular (FA) e insuficiencia cardiaca (IC) en los siguientes 10 años.

El estudio, revisado por pares, analizó datos de 83.000 personas que se habían sometido a un electrocardiograma de 15 segundos comparable al que se realiza con relojes inteligentes o aplicaciones de móviles.

Los investigadores desarrollaron algoritmos para detectar latidos cardíacos prematuros que, generalmente, son benignos, pero si ocurren con frecuencia, se relacionan con afecciones como insuficiencia cardíaca y arritmia (latidos cardíacos irregulares).

Descubrieron que de las personas que participaron en la grabación, una de cada 50 tenía un latido cardíaco prematuro y que esto estaba relacionado con un aumento del riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca o fibrilación auricular en los próximos 10 años de alrededor del 100 %.

El autor principal de este artículo, el doctor Michele Orini, del Instituto de Ciencias Cardiovasculares de la UCL, que hizo su tesis doctoral en el I3A, señala que este estudio "sugiere que los ECG de dispositivos portátiles pueden ayudar a detectar y prevenir futuras enfermedades cardíacas", de ahí que el siguiente paso que llevarán a cabo sea "investigar cómo podría funcionar mejor en la práctica la detección en personas que usan dispositivos portátiles".

Algo que podría combinarse con el uso de inteligencia artificial y otras herramientas informáticas "para identificar rápidamente los ECG que indican un mayor riesgo", como hicieron en su estudio, lo que "llevaría a una evaluación más precisa del riesgo en la población y ayudaría a reducir la carga de estas enfermedades”, apunta Orini.

Si se logra identificar a las personas con riesgo de insuficiencia cardíaca y arritmia en una etapa temprana se podrían evaluar los casos de pacientes de mayor riesgo de manera más efectiva y "ayudar a prevenirlos al comenzar el tratamiento temprano y brindar consejos de estilo de vida sobre la importancia del ejercicio y la dieta regulares y moderados", subraya Julia Ramírez, investigadora del I3A y coautora del artículo.

Para la realización de un ECG se utilizan sensores adheridos a la piel para detectar las señales eléctricas producidas por el corazón cada vez que late y un médico especialista analiza las grabaciones para ver si hay signos de un posible problema, mientras que los dispositivos portátiles para el consumidor usan sensores integrados que son menos engorrosos pero pueden ser menos precisos.

En este estudio, el equipo de investigación utilizó el aprendizaje automático y una herramienta informática automatizada para identificar grabaciones con latidos prematuros clasificados como contracciones ventriculares prematuras (PVC), provenientes de las cavidades inferiores del corazón, o contracciones auriculares prematuras (PAC), las que provienen de las cavidades superiores.

Las grabaciones identificadas con latidos prematuros y algunas grabaciones que no se consideró que tuvieran esos latidos prematuros fueron revisadas por dos expertos para garantizar que la clasificación fuera correcta.

Los investigadores analizaron primero los datos de 54.016 participantes del proyecto UK Biobank con una edad media de 58 años, cuya salud se siguió durante un promedio de 11,5 años después de que se registrara su ECG. Luego observaron un segundo grupo de 29.324 participantes, con una mediana de edad de 64 años, a los que se les dio seguimiento durante 3,5 años.

Después de ajustar por factores de riesgo como la edad y el uso de medicamentos, los investigadores vieron que un latido prematuro de las cavidades inferiores del corazón estaba relacionado con un aumento del doble en la insuficiencia cardíaca posterior, mientras que el latido prematuro de las cavidades superiores (aurículas) estaba relacionado con un aumento del doble en los casos de fibrilación auricular.

En el estudio han participado investigadores de la UCL, el Barts Heart Center (Barts Health NHS Trust), la Universidad Queen Mary de Londres y el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A) de Unizar, con el apoyo del Consejo de Investigación Médica y la Fundación Británica del Corazón y del Centro de Investigación Biomédica NIHR Barts. 

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