¿Estamos abandonando las pautas de la dieta mediterránea?

La dieta mediterránea es una valiosa herencia cultural que representa todo un estilo de vida saludable.

Las grasas del pescado son muy beneficiosas.
Las grasas del pescado son muy beneficiosas.
José Salto

Sabor y salud son las principales máximas que reúne la dieta mediterránea característica de países del sur de Europa como España, una valiosa herencia cultural que representa mucho más que una simple pauta nutricional y que ha llegado a ser reconocida por la Unesco como uno de los elementos de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Desde la Fundación de la Dieta Mediterránea, organización sin ánimo de lucro que vela por su  puesta en valor, se insiste en que esta dieta representa un estilo de vida equilibrado que recoge recetas, formas de cocinar, celebraciones, costumbres, productos típicos y actividades humanas diversas.

Sin embargo, es un hecho que cada vez se le dedica menos tiempo a la cocina, por lo que se están abandonando las recetas tradicionales a favor del consumo de productos preparados o precocinados que abarrotan los estantes de los supermercados.

Así, en vez de ingerir grasas procedentes del aceite de oliva, el  pescado y los frutos secos, como indica la dieta mediterránea, se opta por otras saturadas de origen vegetal y animal, como los embutidos, los aceites vegetales o la mantequilla, que no producen energía de forma saludable. Además,  los cereales y los vegetales deben ser la base de los platos principales, y las carnes utilizarse de guarnición y no al revés. Por último, los azúcares, colorantes, conservantes y demás aditivos no contienen nutrientes y pueden perjudicar, incluso, la salud del organismo.

Falta, por tanto, información y educación nutricional para poder elegir las opciones más saludables frente a las menos, tal y como se ha concluido en el IV World Congress of Public Health Nutrition que se ha celebrado en Madrid a finales del mes de octubre.

Este hecho incide directamente en la salud. De hecho, en el mencionado congreso se constató la prevalencia de obesidad entre los jóvenes españoles, que ha aumentado entre un 3 y un 5% desde el año 2000, según informó la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC).

Si a estas cifras se suman las de obesidad infantil y las de sobrepeso en general, se concluye que el 23% de la población entre 3 a 25 años tiene, en menor o mayor medida, un índice de masa corporal superior al que le corresponde. Además, y según expertos de la SENC, la mitad de estos niños y jóvenes serán adultos obesos y tendrán enfermedades crónicas como, por ejemplo, cardiovasculares o diabetes.