Las bebidas edulcoradas con fructosa, relacionadas con la aterosclerosis

Esta enfermedad se debe a una obstrucción de las arterias que puede provocar complicaciones como ictus o infartos.

Las bebidas energéticas no aportan más energía de la que hay en los refrescos
Numerosos estudios relacionan el alto consumo de fructosa con el aumento del colesterol y la diabetes, entre otros.
HA

Un equipo coordinado por el catedrático de Farmacología de la Universidad de Barcelona Juan Carlos Laguna ha estudiado en ratones los efectos en el metabolismo de las bebidas edulcoradas con fructosa, uno de los azúcares empleados en refrescos y zumos.


Los resultados del estudio, que publica la revista científica "International Journal of Cardiology (IJC): Metabolic & Endocrine", muestran que el consumo de este tipo de bebidas en dietas poco saludables haría aumentar el peso corporal, la acumulación de grasa visceral, la hiperlipemia y la aterosclerosis.


La aterosclerosis es una patología en la que se obstruyen las arterias, lo que provoca diferentes complicaciones, como infartos, ictus u otros problemas cardiovasculares.


En el trabajo también han participado investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Instituto IMDEA Alimentación de Madrid.

La fructosa es el azúcar de la fruta y uno de los edulcorantes más habituales en la industria alimentaria.


Según la UB, en los últimos años, numerosos estudios han relacionado el alto consumo de fructosa o azúcares simples con la acumulación de grasa visceral, el aumento del colesterol y la diabetes, todos ellos factores de riesgo de patologías cardiovasculares.


Los investigadores han analizado ahora los efectos en el metabolismo del consumo de bebidas con fructosa comparando cuatro grupos de ratones con déficit genético para el receptor del colesterol LDL, una modificación genética que les permite desarrollar aterosclerosis.


Cada grupo se alimentó con un patrón alimentario diferente: una dieta estándar saludable, una dieta con pienso rico en grasas saturadas, carbohidratos refinados y colesterol -equiparable a la dieta occidental poco saludable rica en grasas, la llamada dieta "western" o de cafetería- y, por último, estas dos dietas añadiendo fructosa en el agua de bebida.


"El objetivo del trabajo era averiguar si los efectos del consumo de líquidos edulcorados con fructosa en la aterosclerosis es diferente dependiendo del tipo de dieta", ha explicado Juan Carlos Laguna.


Los resultados mostraron que los ratones que consumían una dieta poco saludable acompañada de la bebida edulcorada con fructosa aumentaron significativamente los contenidos de grasas en el hígado y en la sangre, así como el área total de la aterosclerosis en el origen de la arteria aorta, en comparación con las otras dietas.


El empeoramiento de estos indicadores se produjo a pesar de ingerir exactamente la misma cantidad de calorías que los ratones que habían seguido la dieta poco saludable estilo occidental, pero sin la bebida con fructosa.


"La sustitución de las calorías provenientes de la dieta sólida para la misma cantidad de calorías obtenidas con fructosa líquida aumentó claramente los niveles de lípidos y la lesión aórtica. Estos resultados apuntan a un efecto nocivo específico de la fructosa en el metabolismo", ha remarcado el investigador.


Pese a las diferencias entre ratones y seres humanos, las similitudes en el metabolismo hace que el estudio refuerce otros trabajos recientes que muestran una mayor sensibilidad de los individuos ya obesos a los efectos de la fructosa.


"Aunque el mecanismo molecular no está claro, nuestros resultados indican que la fructosa no sería sólo un proveedor de calorías en la alimentación humana, sino que también tendría un efecto que podría acelerar el desarrollo de la aterosclerosis y la enfermedad cardiovascular, especialmente en personas con sobrepeso y hábitos alimentarios poco saludables", ha concluido Laguna.


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