Arrugas pasajeras que aparecen en el agua

Pocas veces nos preguntamos por qué se arrugan los dedos dentro del agua.

Los más pequeños disfrutan horas y horas dentro del agua
Arrugas pasajeras que aparecen en el agua
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Pasar un buen rato dentro del agua de la playa o la piscina es sinónimo de arrugas en las yemas de los dedos de las manos y los pies. También ocurre si pasamos mucho tiempo en la ducha o fregando la vajilla. Es un hecho normal que ya solo sorprende a los más pequeños pero al que pocas veces hemos buscado explicación científica. 


Lo que ocurre cuando nuestras manos se pueblan de marcados surcos es que se deshidrata la piel. Puede parecer una paradoja que ocurra dentro del agua, pero no lo es. Nuestra piel sirve de barrera de protección hacia el exterior; sin embargo, la impermeabilidad no es una de sus propiedades.


Al igual que toda la piel, la capa córnea, la más externa de la epidermis, posee células que contienen agua. Nuestra piel actúa como una membrana entre el agua en la que nos bañamos y el agua situada en la capa córnea, y el principio de ósmosis es el responsable de que se produzca un intercambio de líquidos de un lado a otro. Como explica la dermatóloga María Soledad Alfranca, "cuando hay una membrana que separa dos medios -en este caso, las dos aguas- con diferentes concentraciones de iones -el agua de las células es más rica en iones que la del exterior-, la tendencia hará que se iguale la concentración de estos en ambas. Para compensar la desigualdad, sale agua de nuestras células al exterior. Nuestra piel pierde agua y se deshidrata".


Pero, ¿por qué esto solo se manifiesta en las manos y los pies? ¿Por qué no se arruga todo el cuerpo? La respuesta la tiene el grosor de una capa de la epidermis. "Este proceso ocurre en toda nuestra piel, si bien la capa córnea de manos y pies es mucho más gruesa", indica Alfranca. 


La vida de estas arrugas es, no obstante, muy corta. Al salir del agua, cuando transcurre un breve periodo de tiempo, la piel vuelve a estar turgente porque el organismo repone el agua que se había perdido. "El tiempo que tardan en formarse las arrugas es distinto en cada persona, aunque, para todos, la recuperación es rápida", zanja.

Una ventaja natural y evolutiva

El año pasado, un grupo de investigadores de la Universidad de Newscastle publicó un estudio en el que también trataban de explicar este comportamiento. En él se hablaba de una reacción del sistema nervioso, que contrae los vasos sanguíneos cuando los dedos entran en contacto con el líquido. 


Esto ocurre, según el estudio, para cumplir una función específica y natural: en este estado, los dedos permiten un mejor agarre de los objetos mojados que se encuentran sumergidos en agua. Los investigadores indicaron que tal comportamiento en las manos y los pies podría resultar de una adaptación evolutiva de nuestros ancestros que pudo servirles para recolectar mejor los alimentos  entre la vegetación húmeda o en ríos, y para agarrarse mejor con los pies al suelo mojado. Las arrugas en esas partes del cuerpo mejoran la adherencia, como ocurre, por ejemplo, con los neumáticos.


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