Una incisión mínima para operar el cáncer de pulmón

Cirujanos de los hospitales Miguel Servet y Clínico de Zaragoza se sitúan a la cabeza en este tipo de intervenciones por endoscopia, que reducen el dolor y las complicaciones tras la intervención.

Mediante la endoscopia torácica o toracoscopia, la afección al paciente es mínima
Una incisión mínima para operar el cáncer de pulmón

La cirugía mínimamente invasiva por endoscopia gana poco a poco terreno en muchas especialidades, también para casos de cáncer de pulmón. Desde hace solo unos meses, cirujanos de los hospitales Miguel Servet y Clínico emplean esta técnica, la toracoscopia, con una sola incisión de tres centímetros, mediante la cual logran extraer el lóbulo pulmonar afectado sin necesidad de separar las costillas. Desde 2009, este equipo de especialistas ya realizaba el mismo tipo de intervención, si bien para ello eran necesarios tres y luego dos orificios. De este modo, se consigue reducir al mínimo la intervención en la parte del cuerpo que los expertos consideran la más susceptible al dolor.


Para practicar una única incisión, es preciso que el tamaño del tumor no supere los seis centímetros. Este doble servicio de cirugía torácica, uno de los punteros a escala nacional, emplea la técnica de mínima invasión en casi dos de cada tres casos, siempre que las circunstancias clínicas lo aconsejen.


Uno de sus integrantes y precursor de la endoscopia torácica en Aragón es el cirujano Raúl Embún, junto a sus colegas Íñigo Royo y Primitivo Martínez: "Hasta la fecha, los resultados son muy positivos", afirma. "Además de que no se ha registrado ningún caso de fallecimiento durante el postoperario, se logra una mayor recuperación", explica.


Un gran avance

Con la endoscopia torácica o toracoscopia se evita la cirugía abierta tradicional, que implicaba una incisión de unos 25 centímetros en el costado y secuelas crónicas, ya que con ello se seccionaba parte de la musculatura e incluso se producía fractura de costillas. De esta forma, además de generar menos dolor al paciente al realizar una mínima invasión, se reduce a la mitad el periodo de hospitalización (de ocho a cuatro días) y también se minimizan las complicaciones del postoperatorio, "que en el caso de la técnica tradicional tenía un índice de mortalidad del 5% de los casos", apunta Embún.


Una mayor curación

Las extracciones del lóbulo de pulmón afectado por un tumor suponen el 90% de casos en los que se aplica esta técnica; en el resto, la endoscopia se practica para extirpar pequeños nódulos producidos por la metástasis de otro tipo de cáncer; a modo de prueba diagnóstica; para obtener biopsias de la pleura e, incluso, se interviene de este modo ante algunas enfermedades infecciosas en estos órganos.

La operación dura una media de tres horas y es compleja, ya que resulta fundamental la coordinación del equipo: "Hay que tener en cuenta que ahora se introducen hasta cinco instrumentos –la cámara, las pinzas y los separadores, ambos por partida doble– por un único orificio, cuando antes se hacía lo mismo por tres", añade Embún.


Durante la misma, una de las partes más delicadas es la necesaria separación de las distintas ramas arteriales que riegan el lóbulo afectado y lo mismo sucede con la rama de bronquios de esta parte del pulmón. La incisión suele realizarse en la parte inferior de la cavidad torácica, a la altura del quinto espacio intercostal. Durante la operación, con anestesia general, el paciente respira por el pulmón liberado.


Además de los beneficios a corto plazo, los cirujanos se centran en la enfermedad del paciente, el cáncer: "Estamos viendo que el pronóstico oncológico mejora, probablemente, porque al realizar una mínima invasión el sistema inmunológico queda menos comprometido de cara a una posterior quimioterapia", añade Embún. Para hablar de las dimensiones que ha adquirido esta cirugía, Embún pone como ejemplo las operaciones de vesícula, que hoy "nadie se plantea con cirugía abierta".


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