Pedro Avellaned: "Estamos banalizando la fotografía y hoy ya no nos cuenta casi nada"

El artista zaragozano fue distinguido ayer con el Premio Aragón Goya 2016, que concede la DGA. La noticia le llega cuando está hospitalizado, a la espera de una pequeña intervención quirúrgica.

Pedro Avellaned, ante una de sus fotografías, en una exposición en Zaragoza Gráfica.
Pedro Avellaned, ante una de sus fotografías, en una exposición en Zaragoza Gráfica.
Oliver Duch

La fotografía, como disciplina, ya tiene dos premios Aragón Goya. Tras el que obtuvo Rafael Navarro en 2013, ayer el jurado decidió conceder el galardón, por unanimidad, a otro fotógrafo de trayectoria consolidada: Pedro Avellaned. La noticia le pilló, un poco por sorpresa, en una habitación de hospital, donde se prepara para una pequeña intervención quirúrgica. Eso llegará el miércoles, y pese a la espera, el fotógrafo recibió ayer la noticia lleno de satisfacción.

"Llevo con problemas gástricos y dolores fuertes desde enero –señalaba–, y esto ha supuesto una alegría enorme. Porque siempre es una gran satisfacción el reconocimiento en tu propia tierra, y porque también se reconoce una modalidad artística que, pese a que muchas veces se diga lo contrario, no llega a estar equiparada, ni en consideración ni en respeto, con otras disciplinas".

Pedro Avellaned (Zaragoza, 1936) recibe el premio "como reconocimiento a su aportación al arte contemporáneo, que se asienta en valores tan fundamentales como la originalidad de la mirada poética, la independencia, la libertad creativa y la coherencia de su larga trayectoria artística". Se reconoce también su gusto "por la experimentación" y "su forcejeo con la luz y la sombra".

Recupera la dotación

El galardón, que recupera este año la dotación económica (10.000 euros) gracias a la empresa turolense Tervalis Desarrollo, lleva un nombre muy especial para Avellaned. "Goya es el pintor de mis entretelas –aseguraba ayer desde la habitación donde está hospitalizado–. Las Pinturas Negras siempre me han enseñado mucho, y continúo aprendiendo de ellas, quizá porque tiendo a lo oscuro y lo tenebroso. Hay uno de sus cuadros que me lo trastoca todo. Es el ‘Perro semihundido’. Es una pintura en la que, si eliminas la cabeza del animal, te acaba quedando solo una mancha abstracta. Es un cuadro que te arrastra". Tanto, que antes de ser hospitalizado Avellaned estaba trabajando en una serie de 30 variaciones/interpretaciones del cuadro.

Llevaba cinco años dándole vueltas a la idea, y tras abandonar el hospital seguro que la retomará, aunque no sabe si llegará a tiempo de presentarla al público cuando recoja el galardón, en fecha aún por concretar.

Dueño de un estilo muy personal, Avellaned tiene un concepto clásico de su arte. "Una buena fotografía te tiene que contar algo, algo que no está en la foto y que te pide explorarla –subraya–. Una fotografía ‘decorativa’ no me interesa para nada. No quiero parecer peyorativo, es simplemente mi opinión, pero un paisaje tiene tres dimensiones y una fotografía tan solo dos. Por buena que sea la imagen, siempre se pierde algo".

En todas sus creaciones hay un poso inquietante, perturbador. "La gente que me conoce dice que soy una persona divertida y les sorprende mucho contemplar mis obras –señala–. Todos tenemos ratos en los que estamos más alegres y ratos en los que estamos más tristes. Y a mí, en mis malos momentos, nadie me ve porque no salgo a la calle. Cuando estoy alegre, y no lo consigo a menudo, no hago fotografías".

Y tiene, también, voluntad de perdurar. Aunque ha experimentado con todo, aún prefiere lo analógico a lo digital. "El papel de la fotografía en nuestra sociedad está en pleno retroceso. Me fastidia mucho, y estoy convencido de que eso se debe a la implantación del mundo digital. Estamos banalizando la fotografía y hoy ya casi no nos cuenta nada. Ha perdido la capacidad de sugerir cosas, y eso se debe, a mi juicio, a la implantación de la cultura digital.Hoy se pueden hacer buenas fotografías prácticamente con cualquier teléfono móvil, y adoro que sea así. Pero una foto no es solo una buena definición o un buen enfoque. Es mucho más".

Un buen equipo técnico, subraya, no mejora a un mal fotógrafo. "Si no sabes hacer una foto, no sabes, da igual la cámara que tengas. Todavía hay gente que cree que hacer una foto es algo tan sencillo como apretar un botón". Y tampoco le gusta la deriva que ha tomado su disciplina en los últimos años. "Veo mucha experimentación, pero en gran parte vacua, que no se sabe a dónde va. A menudo se busca una imagen impactante, que llame la atención, y eso me desilusiona un poco. Afortunadamente, todavía veo trabajos y trayectorias interesantes. Yo siempre busco experimentar, pasármelo bien trabajando. Y ahora quiero dedicarme con ahínco a sacar adelante la serie sobre el perro de Goya".

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