Por
  • Juan Ramón Royo García

Los 725 años del nombre de Pilar

Camarín de la Virgen del Pilar
Camarín de la Virgen del Pilar
Archivo Heraldo

Cada cierto tiempo los medios de comunicación publican artículos sobre nombres más frecuentes en España. Según los datos del INE, María del Pilar y Pilar no están entre los más populares actualmente, dada la edad media de sus portadoras, 

60,2 años para el primero y 65,1 para el segundo. Una media más joven tienen otras combinaciones, como Carmen Pilar (52,3 años) y Ana Pilar (47,4). Además hay 30 hombres que se llaman José Pilar (59,1 años) y 27 que se llaman Pilar (75,1 años).

Como nombre de persona es bastante tardío. Una de sus difusoras, al menos en la parroquia zaragozana de San Miguel de los Navarros, fue la condesa de Aranda, esposa de Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea (1719-1798), Ana María del Pilar Silva Fernández de Híjar y Portocarrero, hija de los duques de Híjar. Entre los bautizados de esa parroquia entre en 1742-1744, ocasionalmente aparecen algunos niños y niñas de los cuales ella fue la madrina, aunque en su nombre actuase un padrino suplente. Destaca el futuro jurista, historiador y naturalista Ignacio Jordán de Asso del Río (1742-8114), al que realmente se le impusieron los nombres de Ignacio-María del Pilar-Antonio-José- Francisco de Paula-Jordán-Claudio-Benito-Pedro Pablo, cuyo padre, el napolitano Onofre de Asso, trabajaba para los condes, cuyos nombres puso a su hijo; fue bautizado el 5 de junio de 1742 y tuvo como padrino suplente al capellán José Gil. Otros casos de niños que tuvieron como madrina oficial a la condesa fueron Miguel Ignacio María del Pilar Gómez de Torres y Romeo, bautizado el 20 de febrero de 1744, e Ignacio Mariano del Pilar Juan Benito Cortada, que lo fue el 24 de junio de dicho año.

Otro personaje famoso fue el pintor Marcelino Unceta (1835-1905), que decoró la cúpula del Pilar, y que en la pila bautismal de San Gil recibió el 22 de octubre de 1835 los nombres de Marcelino- María del Pilar-Hilarión-Pascual Unceta Cortés y López. En el mismo año fueron bautizados otros dos niños entre cuyos varios nombres figuraba el de la Virgen: un Rafael Francisco de Asís Félix de Cantalicio del Pilar y un Manuel María del Pilar Jenaro José. En el mismo tomo de bautismos aparecen dos niñas con el nombre de Pilara: Margarita Pilara Ortega (10 de junio de 1835) y Mariana Genovesa Pilara Bernabé (3 de enero de 1837).

El nombre de María del Pilar/Pilar aparece también en el santoral en otras fechas que el 12 de octubre, pues hay varias beatas en los altares y otras venerables y siervas de Dios en proceso de beatificación. Hay que citar también al mexicano José Pilar Quezada (1900-1983), primer obispo de Acapulco, así bautizado por nacer un 12 de octubre.

Se cumplen hoy 725 años desde que los jurados del concejo de Zaragoza aprobaron un documento en el que por primera vez se nombra así a la Virgen del Pilar

Sin embargo, Santa María del Pilar aparece mucho antes en la documentación. Precisamente se cumplen hoy 725 años de su primera mención documental, en un privilegio concedido por el concejo de Zaragoza (equivalente al actual Ayuntamiento), según un documento publicado por el jesuita Fidel Fita en el Boletín de la Real Academia de la Historia y también en el boletín diocesano en 1904, con ocasión de la declaración del templo como monumento nacional. Hacía unos años, en 1294 (pero año de la Encarnación 1293) el obispo Hugo de Mataplana, con el apoyo del prior y del cabildo de la colegiata del Pilar, ordenó al obrero del templo que tomase medidas para prevenir la inminente ruina del edificio, dada su antigüedad y los daños de la riada del Ebro en 1261, que se llevó por delante el puente cercano al Pilar y asoló la huerta de la ciudad. Este obispo falleció en Roma en junio de 1296 y poco antes obtuvo una bula de Bonifacio VIII otorgando indulgencias a los que visitasen la iglesia de Santa María la Mayor. Al año siguiente trece obispos de varios países concedieron también indulgencias a quienes contribuyesen a la obra del templo, en peligro de ruina. En este contexto, el 27 de mayo de 1299 los jurados, haciéndose eco de la fama de los milagros obrados en el templo y conocidos en Aragón, el resto de España y otras muchas partes del mundo, para favorecer las peregrinaciones, conceden ciertas garantías a los que acudieren a él. El texto del documento es el siguiente:

"A todos los quales las presentes venrrán. De nos, los jurados prohomes et la Universitat de la çiudat de Zaragoza. Muitas saludes et buena amor. Non solament en el regno de Aragón, mas ante por toda Espayna et en muytas otras partidas del mundo, crehemos ser manifiesto los muytos et innumerabiles miraglos quel Nuestro Seynor Jhesu christo feitos a et cada día facer non cessa en los ovientes devoción en la gloriossa et bien aventurada virgen, Madre suya, santa María del Pilar, en la glesia de Santa María la Mayor de la çiudat sobredita.

Ond, como de part de los honrados prior et capitol de la dita glesia ayamos entendido que algunos, ovientes devoción en aquel santo lugar, non osan venir en los peregrinajes ho romerías por ellos en aquel prometidos, dubdantes ser peynorados ho marchados en la dita çiutat por algunos, demandaron, con gran instancia, que sobre aquesto deviéssemos la dita glesia de algún remedio provehir.

Nos empero, atendientes que la devoción de los fieles no conviene por alguna ocasión ser embargada, por esto, por las presentes seguramos todas et cada hunas personas venientes en romería ho peregrinage a la dicta glesia de Santa María et portantes seynal de aquel. Así que ellos ni las compaynas et bienes que trayerán no sian peynorados ni marchados por algún vecino de la çiudat, de venida, estada et tornada ni encara por alguna otra persona extraynya en la dita çiudat, ni en sus términos, es a saber, por deudos en los quales principalment, por nopne de fiadoria obligados sian, ni por alguna otra razón, si dones non será por maleficio que fiçiesen, por el cual conviniese a ellos encontinent responder et fazer dreyto a los quereyllantes.

En testimonio de la qual cosa las presentes mandamos con el siello mayor de la çiudat pendient seer siellada.

Dat(um) Çesaraug(uste) VI kalendas junii, anno Domini M.º CC.º XC.º nono". 

Sería deseable que la diócesis y la ciudad no dejaran pasar por alto este aniversario.

Juan Ramón Royo García es director del Archivo Diocesano y de la Biblioteca del Seminario Sacerdotal de San Carlos

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