Cuando subía a San Jorge

Los oscenses siguen celebrando la festividad del día de San Jorge subiendo al cerro de la ermita en Huesca, situada al lado del campo de fútbol del Alcoraz. 

Cuando era un crío, hace ya muchos años, pasábamos la jornada en medio de esos bocadillos y juegos que nos acompañaba con los amigos. Subir aquellos 23 de abril hasta allá arriba era como una fiesta. Los padres celebraban hasta dónde había llegado el reconocimiento de la autonomía en un país que vivía la Transición. Esos días cantábamos las canciones de José Antonio Labordeta, como los símbolos más reales de lo que queríamos muchos aragoneses, como se escenificó en la gran manifestación en Zaragoza en 1978. Al final Aragón no entró por el artículo 151 de la Constitución, como reclamaban desde el PSA y la izquierda, sino que entramos por el 143. Otras comunidades enchufadas como Andalucía, por el Gobierno de Felipe González, recibieron el reconocimiento histórico con Galicia, Cataluña y el País Vasco.

Pasado del siglo XX al siglo XXI, esta fecha festiva se ha convertido sobre todo en la celebración del Día del Libro, más allá de los actos oficiales que son en las Cortes de Aragón, salvo que conoces al premiado, quieres compartir esa alegría con él o ella y te gusta que se les destaque a los aragoneses que lo merecen. Pero en esta etapa donde acabamos viéndonos con los amigos en plena fiesta, casi seguro, es acudir al paseo de Independencia por la mañana o por la tarde en busca de alguna obra que nos emocione o nos entretiene. Los libreros muy entregados saben que es el día redondo para que le gente recuerde que leer es un gusto, una afición y una necesidad, casi al mismo tiempo. Así nos pasó en la pandemia. Espero volver a esas mesas, firmar y compartir emociones, como subir al cerro de San Jorge. 

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