Por
  • Ricardo Díez Pellejero

La Mauricíada

El rodaje de 'La estrella azul' incluyó muchas localizaciones zaragozanas.
El rodaje de 'La estrella azul' incluyó muchas localizaciones zaragozanas.
L.E.A.

Ángel Gracia, en la presentación de ‘El silencio y su canción’ –su novela en torno al rodaje de ‘Un país en la mochila’–, nos confesó que él fue un secundario en la vida de Labordeta. Yo, en la de Mauricio ‘Carabajal’ Müller, no pasé de ser un extra. 

Fui ese chaval que tomaba sus primeras cervezas en el Capitol o en el Kezka, mientras miraba atónito y trataba de comprender de dónde le brotaban a raudales la sorna y el carisma, que acudía –si tenía pelas– a sus conciertos, el émulo que cantaba en una banda de quinceañeros y que pudo renovar su admiración al escuchar la belleza que se trajo agarrada al rasgueo y al cante con sus chacareras.

Así que, cuando Macipe pidió figurantes para ‘La estrella azul’, no lo dudé, me planté un tupé y seguí diligentemente las instrucciones del equipo de rodaje. Obviamente, sólo yo podría reconocerme por la mancha borrosa del pañuelo rojo al cuello, allá al fondo, mientras Mauricio –es decir, Pepe Llorente– obra la magia cantando con el deje y el timbre adecuados.

Sí, la película me encantó, pero no porque me retrotrajera a un tiempo perdido, es más, creo que resultará mucho más enriquecedora a cualquier persona que no viviera esos momentos, pues esta Odisea, es decir, esta Mauricíada, es un viaje universal que nos atañe a todos. Tal que Odiseo, Mauricio queda sin equipaje ni compañeros, al amparo de la hospitalidad de quienes le reciben junto a las arenas del río Dulce. Es un ser al que el oleaje de la vida ha hecho quebrar la nave que creía gobernar y, así, expuesto a la vastedad del páramo argentino, desencadena una parte de sí guardada, silente, en lo más hondo de su sensibilidad.

Es éste un relato mitológico, no es un documental, ni mucho menos un ‘biopic’, como tampoco es la Odisea una biografía. Aquí se describen los mecanismos arcanos del aprendizaje, del encuentro, de la conexión humana de entraña a entraña, de lo iniciático y de lo transformador.

Decía Pessoa en su ‘Libro del desasosiego’ que "vivir es ser otro. Y sentir no es posible si hoy se siente como ayer se sintió […] Esta madrugada es la primera del mundo". Sí, esta película es la primera del mundo y, cuando la sientan, también emprenderán ustedes su viaje.

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