Redactor jefe de Aragón en HERALDO DE ARAGÓN

La hora del Mundial

Reunión de este lunes entre responsables del Ayuntamiento, la DGA y el Real Zaragoza con los técnicos de la Federación de Fútbol.
Reunión de este lunes entre responsables del Ayuntamiento, la DGA y el Real Zaragoza con los técnicos de la Federación de Fútbol.
Guillermo Mestre

Zaragoza debería ser ciudad de grandes ocasiones. Lo demostró en 2008, con una exposición internacional que podrá someterse a escrutinio casi 16 años después, pero que pese a sus errores puso a la capital no solo en el mapa, sino que la dotó de un paquete de infraestructuras con la que la vieja Cesaraugusta se situó a la altura de las grandes de Europa. Negarlo puede resultar un ejercicio intelectual estimulante, pero vacuo a la vista de la realidad de las riberas del Ebro y el parque del Agua, del puente del Tercer Milenio, del aeropuerto o de los cinturones.

Tras la Expo, Zaragoza quedó preparada para asumir grandes acontecimientos. Sin embargo, los años pasaron y, salvo alguna excepción, siguió fuera del circuito de las ciudades en las que pasan cosas. En este contexto, a España le llegó la oportunidad de organizar el Mundial de Fútbol 2030 mientras Zaragoza ponía en marcha su proyecto de nueva Romareda, el cuarto intento en 20 años. El equipamiento, pese a las dificultades y los intentos de boicot, ha echado a andar bajo las directrices del arquitecto César Azcárate, que con su propuesta al fin situaría a Zaragoza en la liga de los grandes coliseos europeos.

Con el campo de fútbol como tarjeta de presentación, el Ayuntamiento, junto al Real Zaragoza y el Gobierno de Aragón, se ha lanzado a la pelea por ser sede del campeonato. Los técnicos de la Real Federación Española de Fútbol, que ayer conocieron los progresos de la candidatura, han podido ver que en los últimos meses las instituciones han trabajado con seriedad para que la capital aragonesa sea una de las 11 sedes que aportará España.

No se entendería otra cosa. Si Sevilla o Bilbao están, la quinta ciudad de España tiene que estar también. La FIFA ha impuesto requisitos económicos y técnicos, desde un seguro millonario hasta mejoras en la seguridad, el transporte y la escena urbana, todavía por cuantificar. Aún queda tiempo, pero la ciudad debe ser capaz de cumplir las exigencias porque tiene nivel para ello. Con transparencia y rendición de cuentas, como siempre que hay recursos públicos de por medio. La clave es que, después del dinero invertido, que será mucho, la ciudad sea mejor.

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