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Cartas al director de HERALDO: El sistema educativo, como pollo sin cabeza

El sistema educativo, como pollo sin cabeza
El sistema educativo, como pollo sin cabeza
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El sistema educativo, como pollo sin cabeza

El sistema educativo va como pollo sin cabeza: se eliminan las clases por la tarde y de repente se piensa abrir los centros en verano; primero el ordenador sería la repera pedagógica y luego se pide que se arrincone su uso y se vuelva al libro; se alecciona más lectura cuando los alumnos escasamente compran libros; se aborrece de las programaciones cerradas y se deja el conocimiento a criterio de los departamentos, así unos leerán ‘Lázaro de Tormes’ y otros ‘El capitán calzoncillos’, pero se pide una Evau más uniforme; anatema eran los deberes y hoy muchas familias los demandan... 

Hoy la escuela vive desorientada, quizá como la sociedad, con criterios muy dispares sobre qué es conocimiento, educación, instrucción, habilidades. Entre los propios docentes, con frecuencia aleccionados con libros y reportajes de gurús sobrados de ego teórico, nos cercioramos en ideas que creemos tabla de salvación, y hasta las propias leyes se llenan de tecnicismos de popes que se enseñan como verdad indiscutible en los cursos de formación del docente. Y ante tanto bienintencionado, tenemos que oír algo tan simple como que al alumno en primaria le sobra con leer y escribir. Y es cierto, pero leer y escribir también presenta matices, es algo más que silabear o tener buena letra. El sistema educativo es reflejo de una sociedad con expectativas muy dispares, agrandadas por la heterogeneidad a la que ha sido imprescindible adaptar las aulas. Y en este guirigay académico es muy difícil emitir cordura. Yo soy muy escéptico, y aún así habrá alumnado competente que se salvará en cualquier sistema, pero ya asumo en un breve futuro cierta solución restrictiva, bien sea académica o económica. Mientras tanto entiendo que el Gobierno quiera tomar las bridas, a ver si hay suerte.

Javier Fatás Cebollada. ZARAGOZA

Cambio de marquesinas

Me parece una barbaridad que se cambien todas las marquesinas de las paradas de autobús de Zaragoza, estando bien, por otras que nos bombardean a propaganda con las pantallas que tienen y en las que desaparece la papelera. Que coloquen marquesinas donde no hay. Además, las nuevas parece que protegen menos de la lluvia; menos mal que aquí llueve poco. Pero con el dinero de los contribuyentes es fácil hacer cosas sin pedirles su opinión.

Manuel García Piqueras. ZARAGOZA

El acceso al empleo público

Si algo tenemos claro los funcionarios es que el acceso al empleo público sigue tres principios: igualdad, mérito y capacidad. Para obtener una plaza es necesario que todos los candidatos participemos en igualdad de condiciones en uno o varios exámenes iguales para todos. Hasta ahora. Porque está a punto de concederse un bonito regalo de la Administración a muchos trabajadores que no aprobaron su oposición: una plaza de funcionario para toda la vida. En lugar de convocar muchas más plazas y permitir que quien quiera ser funcionario tenga la posibilidad de enfrentarse en igualdad de condiciones al resto de los participantes, van a regalárselo a quien no se lo merece. Desigualdad, enchufe e incapacidad serán los nuevos principios que rijan nuestra Administración. ¡Olé!

Héctor Pérez de Zárate. ZARAGOZA

Bienvenid@s

En la puerta de un colegio público de Zaragoza vi dibujado en un pequeño cartel el conjunto de letras con el símbolo @, perfectamente alineadas, que se expone como título. Este dibujo en realidad no existe, ni como cosa ni como palabra, y si no existe no podemos saber qué significa. Verlo en un lugar donde se enseña me molestó. Si uno de los estudiantes que van a sus clases escribe lo citado en un ejercicio de redacción, por ejemplo, ¿sería penalizado el educando por esa falta gramatical? Obviamente sí, quedando el estudiante lleno de confusión. El uso del ‘todos y todas’ (ya me entienden) ha hecho mucho daño. Debemos cuidar el lenguaje, y más en los centros de enseñanza.

Fernando Martínez de Baños Carrillo. ZARAGOZA

Póngales nombre

Recuerdo una conferencia sobre la epidemia de covid en la que decían que en España habían fallecido 160.000 personas; y el conferenciante dijo: "Para entender bien la magnitud de lo sucedido, pongámosle nombre a cada uno de esos 160.000: mi padre, tu padre, Pepe, María…". Fue impactante el silencio de la sala. Al poner cada uno de nosotros el nombre a un fallecido por la covid-19 uno tomaba más en cuenta lo que había sucedido. Pues bien, invito al lector a hacer lo mismo con los tres millones de abortos realizados en España desde 1985 o, si le apabulla, con los casi 100.000 del año pasado. Póngales nombres: mi hijo, mi nieto, mi sobrino, Javier, José, Pilar, Adam, Jónatan… y tomará quizá conciencia de lo que estamos haciendo. En algún momento la historia nos juzgará como sociedad por este genocidio silencioso. Como ginecólogo veo que el índice de natalidad se va hundiendo, no nacen niños en España y vamos a la desaparición como país y como cultura. El 22 de diciembre Zaragoza fue declarada ‘ciudad por la vida’; ojalá sea una hermosa realidad.

Javier García Pérez-Llantada. ZARAGOZA

Sobre el absentismo

Me parece increíble que digan (Cartas, 25 de enero) que en las empresas los trabajadores sean capaces de fichar por otro compañero sin que este se presente al trabajo. ¿Qué empresa no se da cuenta de que le faltan trabajadores? No creo que sean capaces de hacer eso. Tampoco creo que nadie nos queramos arriesgar a una sanción o a perder el empleo. Trabajo en una empresa pública y no he visto ningún trabajador que no ocupe su puesto. ¿Quién va a desempeñar su trabajo si él no está? Los responsables de cada departamento ya se dan cuenta si falta alguien, de hecho, pasan hasta revista, como en el colegio, y a cada uno le encomiendan su trabajo diario. Las empresas privadas... no sé qué decir. He trabajado en varias; por el hecho de serlo creo que son más estrictas todavía. Tenemos un sistema que controla el absentismo y respecto a las bajas de los trabajadores... estaría segura de que el 75% lo son realmente. No pongamos por medio a los médicos, no creo que las den a su libre albedrío sin causa justificada. Sí, hay mucha gente que le echa mucho morro; pero todos no somos ellos. La Administración podría poner más hincapié en los que no trabajan, buscarles un empleo en vez de dar tantas ayudas y dejar que se estanquen en esa comodidad de decir... "como me dan, para qué trabajar". Que tampoco son todos, pero sí muchos.

Nuria Marruedo López. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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