Redactor de la sección de Cultura y columnista en HERALDO DE ARAGÓN

Apártense, por favor

Richard Ashcroft caminaba en línea recta por la acera en 'Bittersweet symphony'.
Richard Ashcroft caminaba en línea recta por la acera en 'Bittersweet symphony'.
H. A.

Preferiría no hacerlo, pero me veo obligado. Y lo hago. Apártense. Así, en imperativo. Predico con el ejemplo, pero hablo desde la profunda convicción. El mundo se divide entre los que se apartan en una acera y los que no. Sí, hay otras divisiones entre humanos, pero déjenme argumentar la mía, tan buena y tan mala como la que ahora se le está ocurriendo a usted. 

Alguna vez creo haberles hablado de los que llevan paraguas bajo la lluvia y aun así caminan bajo el alféizar del edificio, forzando a los menos previsores a remojarse, pero aquí llueve poco y la ocasión de ser educado en este otro contexto es diaria. Seguro que han pensado en alguna ocasión lo que ocurriría si todos camináramos en línea recta, dejando el choque inminente con el viandante que se acerca a expensas de su decisión. La mayoría optaríamos por apartarnos, supongo. No todos. Los que no se apartan nunca (el despiste se admite como excusa puntual, claro) tampoco suelen ser corteses en otras situaciones cotidianas, desde las vecinales a las laborales, ya sea por andar osmotizados de competitividad tras un seminario de ejecutivos agresivos o por ser mimados, egoístas, pagados de sí mismos. 

Los que no se aparta en la acera no se compadecen de los desafortunados, te aplastan en la puerta de las rebajas, clavan su sombrilla en tu pie cuando llegan a la playa, boicotean festivales culturales por razones miserables, arrasan con las tapas en un bautizo, nunca llevaron su balón al recreo y ahora, talluditos ya, hasta justifican los genocidios. No sean como ellos. Está feo, y les afea a ustedes.

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