Por
  • Isabel Nerín

Contamíname

Contamíname
Contamíname
Pixabay

Contamíname, pero no con el humo que asfixia el aire", cantaban a dúo Víctor Manuel y Ana Belén en 1994; hoy el estribillo lo podrían tararear muchas personas en diversas ciudades. Según datos de la OMS nueve de cada diez personas respiran aire altamente contaminado. 

En la actualidad está bien establecido que la contaminación ambiental produce evidentes daños sobre nuestra salud. La Agencia Europea de Medio Ambiente estima para España 20.000 muertes prematuras al año por la mala calidad del aire. Aparte de los contaminantes naturales (volcanes, incendios, etc.) es el ser humano, directa o indirectamente, el principal responsable de la contaminación ambiental, por lo que es obligado plantear la implicación individual como una parte fundamental de la solución del problema. Las políticas medioambientales plantean cierta controversia porque la decisión de incorporar hábitos destinados a disminuir la contaminación puede entenderse como una renuncia a las libertades individuales. También porque se contraponen intereses económicos de algunos sectores (intereses de unos pocos) frente a los beneficios de la población (beneficios de muchos). Es un problema global que requiere acciones en todos los niveles de la estructura social. Esto incluye la elaboración de políticas específicas y también las acciones que, como individuos sociales que somos, podemos y debemos tomar. Todo ello con el objetivo de mejorar la calidad del aire que respiramos. La ecuación resultante será: (-) contaminación = (+) salud.

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