Por
  • José Alegre Aragüés

Científica y creyente

Científica y creyente
Científica y creyente
Pixabay

María Victoria Arruga Laviña entra en la Academia de Medicina de Zaragoza. Un reconocimiento a su larga y acreditada vida dedicada a la investigación y enseñanza de la Genética, esa ciencia nueva que tantas sorpresas está dando a la humanidad en la comprensión de sus condicionantes para el desarrollo personal, la predisposición a desarrollar algunas enfermedades o a manipular el genoma. Inmensas posibilidades, bastantes riesgos, grandes ilusiones, algunos miedos. 

Ella forma parte de un grupo de científicos, pensadores, teólogos, creyentes o no, que nos reunimos a debatir sobre las nuevas fronteras del conocimiento de la materia, su capacidad para introducirse en los inicios de la vida y ofrecer productos vivos "a gusto del consumidor".

De otra parte, la contemplación del universo grande y pequeño es motivo de admiración estética y de interrogación filosófica. Cada paso en su conocimiento es otro en la afirmación de su belleza, su interrelación, su complejidad y su cadena de interrogantes. Esa gran diversidad de formas desde la unidad original ha sacudido nuestro orgullo de seres racionales. Pero es que esa misma materia, con el tiempo necesario y las condiciones propicias, puede seguir originando cambios que nos hacen pensar si somos los seres más inteligentes que existen o, por el contrario, existirán otros.

Esta misma cuestión encierra otra más honda: : ¿Existirá, quién sabe dónde y cómo, un Alguien cuya cabeza ha hecho posible este inmenso puzle en el que hemos aparecido nosotros? ¿Tendrá algo más que cabeza y tendrá corazón para estremecerse como nosotros ante la contemplación de la belleza o el sufrimiento de los débiles?

La comunidad científica ha pretendido encerrarse en el mundo material para buscar respuestas bien probadas. Pero no ha podido resistirse a expresar la admiración que siente ante la belleza de una formulación matemática que es reflejo exacto de la materia y sus dinamismos. Es decir, que la misma comunidad científica tiene otros ojos para otros aspectos de la realidad desde la perspectiva del anhelo estético o de la preocupación existencial. También en quienes buscamos respuestas a esas otras dimensiones de la realidad se ha despertado el anhelo de buscar con otros ojos más adecuados, pero sirviéndonos de instrumentos, métodos y conocimientos de la Ciencia. Esta aplicación de la Ciencia a las búsquedas de respuesta estética y existencial, de sentido y esperanza, de interpretación de la historia, está dando enormes frutos y profundidad en la comprensión de esta realidad tan compleja, tan genial y tan expresiva de nosotros mismos.

Para todo ello el diálogo interdisciplinar es imprescindible y apasionante. A las humanidades nos ha dado un vuelco. Al mundo religioso nos ha ocasionado un terremoto en la visión del universo y de la humanidad. Nos ha provocado un descubrimiento de la Biblia con una profundidad que no hubiéramos pensado y nos ha puesto al día, poco a poco, en un paradigma cultural completamente distinto al heredado y en el que se pensaba que todo estaba dado, hecho y establecido. Nos ha puesto en proceso de revisión total: en el modo de entender la Palabra de Dios, de entendernos como comunidad, de vernos en medio del mundo, en la relación con otras religiones, en la moral.

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