Por
  • Javier Hernández García

Las defensorías del pueblo, en Roma

Las defensorías del pueblo, en Roma
Las defensorías del pueblo, en Roma
Heraldo

Los días 21 y 22 de septiembre asistimos desde el Justiciazgo a la Conferencia Internacional de Ombudsman (terminología internacional con la que se conoce a lo que aquí denominamos defensorías del pueblo) celebrada en Roma, en la que representantes de más de cincuenta países analizamos nuestro papel en un mundo cambiante y diverso, y en el que la labor de las defensorías se muestra cada vez como más necesaria en una sociedad muchas veces sometida a la ‘dictadura’ de la burocracia, alejada de los derechos de los ciudadanos.

Quizás sorprenda que defensorías de Burundi, Perú, Malasia, San Martín o nuestro Justicia de Aragón puedan tener labores en común, pero con unas u otras circunstancias específicas, según las condiciones sociales y territoriales de cada una, la problemática gira en todos los casos en torno a lo que se ha venido en denominar ‘mala administración’, concepto que engloba la vulneración de los derechos de los ciudadanos a manos de los poderes públicos, que muchas veces olvidan que existen principalmente para dar solución a los problemas de las personas a las que sirven, o deberían servir.

La oficina del Justicia de Aragón participó en Roma en la primera reunión mundial de defensorías del pueblo, celebrada el pasado mes de septiembre

La participación del Justiciazgo en este encuentro mundial, única a cargo de una defensoría española, se centró en la exposición del informe especial sobre sanidad rural que en 2022 realizamos y presentamos a nuestras Cortes, y en el que se plasmaba cómo un sector de los aragoneses, por el simple hecho de vivir en el medio rural, carecían de gran parte de las prestaciones sanitarias que tendrían si vivieran en un medio urbano, siendo precisamente estas prestaciones la materialización del derecho a la salud que el artículo 43 de nuestra Constitución establece. Los problemas demográficos de poca población en grandes extensiones territoriales, la ausencia de profesionales sanitarios o una población envejecida y con enfermedades cronificadas fueron algunas de las cuestiones que muchas otras defensorías acogieron como propias.

Con el telón de fondo de la situación en Ucrania, cuyos representantes tuvieron una muy destacada intervención, los representantes de los cinco continentes compartimos experiencias, métodos de trabajo y, sobre todo, la conciencia y la convicción de que los derechos y las libertades de las personas frente a los gobiernos y administraciones requieren, hoy más que nunca, contrapesos que eviten que la ciudadanía se quede en un mero receptor de prestaciones.

Migraciones, el debate entre los representantes de Grecia y Turquía fue todo un acierto, cambio climático, sobre el que los representantes de pequeños países caribeños mucho dijeron, o los problemas que nos pueden ser más cercanos como el uso de la inteligencia artificial o los algoritmos dentro de las administraciones, llenaron dos intensas jornadas en el que fue el primer foro mundial de defensorías del pueblo.

Cuando el próximo 10 de diciembre la Declaración de Derechos Humanos cumpla setenta y cinco años, es momento quizás de revisarlos, incluyendo los nuevos derechos que cada día influyen en el vivir de todos los ciudadanos, pero seguro que lo es de luchar, como bien expuso el defensor del pueblo de Paquistán, por seguir aplicándolos de verdad.

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