Qué lejos queda aquel septiembre de 2018 cuando en el Justiciazgo nos plateamos llevar a cabo algún tipo de actuación tras un mes de agosto en el que nueve personas habían fallecido en total soledad en la ciudad de Zaragoza, y alguno fue encontrado muchos días después de su muerte en total soledad.

Entonces nació la Mesa del Justicia de Aragón sobre Mayores en Soledad no Elegida, en la que participaron treinta y ocho administraciones y entidades, que, divididas en ocho grupos de trabajo tan distintos como el que se dedicó a analizar el acceso a las nuevas tecnologías o el que trabajó en la colaboración y coordinación interadministrativa, dio lugar al informe especial que el Justiciazgo presentó a las Cortes de Aragón en 2019 y fue explicado ante la Comisión Institucional del parlamento aragonés, tras lo cual en el propio Palacio de la Aljafería los miembros de los grupos de trabajo protagonizaron una jornada de exposición de la experiencia vivida en la mesa, y sus resultados.

Una de las conclusiones de todo ello, luego convertida en petición unánime, fue la creación de un órgano de estudio y análisis que se dedicara a mantener vivas las sinergias que el trabajo en común de varios meses había creado, y que fuera el Justicia de Aragón quien lo liderara, y así fue.

El convenio firmado en 2020 por el Justicia Dolado y la consejera Broto, pandemia mediante, hizo nacer lo que hoy conocemos como Observatorio Aragonés de la Soledad (OAS), que desde entonces ha venido trabajando en el ámbito de la soledad de nuestros mayores, manteniendo la llama del trabajo en común entre los integrantes de la primigenia mesa y otros incorporados a posteriori.

El modelo aragonés lo hemos podido exportar tanto a nivel nacional como internacional, con presentaciones en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, un foro especializado en la materia en Bilbao, o ante la Red Europea de Ombudsman en Bruselas. Ha servido de referente para la puesta en marcha de otros órganos similares, en especial a nivel nacional el Observatorio patrocinado por la ONCE, cuya presidenta, la exministra Matilde Fernández, participó en la jornada nacional que el OAS realizó en octubre de 2022 en Zaragoza, con un notable éxito en su contenido y en la participación.

Hoy, cuando la soledad de nuestros mayores ha llevado a que Gran Bretaña o Japón cuenten ya con un ministerio específico en la materia, o cuando el candidato Lambán llevaba en su programa para las elecciones del pasado mayo crear en Aragón una consejería con dicho nombre, y el hoy presidente Azcón, salido de dicho proceso electoral, ha creado la Dirección General del Mayor, el OAS celebra su plenario anual, en el marco de un nuevo convenio firmado entre el Justicia y el Gobierno de Aragón que ha abierto la participación en el OAS a todas las administraciones, entidades y empresas del sector de Aragón.

El Observatorio no pretende, no podría con su actual configuración y disposición de medios humanos y materiales, ser un instrumento para acometer los proyectos que nuestros mayores demandan y necesitan, eso es labor de las administraciones competentes y de los profesionales que a dicha labor se dedican en la sociedad civil. El Observatorio debe ser, y creo que ya lo está siendo, lo que en su nacimiento se pretendió: el ámbito en que los distintos actores aragoneses, tanto públicos como privados, puedan compartir experiencias y proyectos, analizar de presente y futuro nuevas actuaciones y, sobre todo, cooperar entre sí, partiendo de sus experiencias, y así con y desde el esfuerzo de todos poder lograr una sociedad mejor para nuestros mayores, para todos en realidad.