Cartel de 'La Reina de África'
Cartel de 'La Reina de África'
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La primera vez que fui al cine yo sola fue en 1980, recién llegada a una Zaragoza un tanto inhóspita que me quedaba muy grande. La soledad me acechaba. No conocía a nadie y temía perderme. Deambulando por el Paseo Independencia, me paré ante un cartel donde vi a Humphrey Bogart y Katherine Hepburn que, como viejos conocidos, me invitaban a entrar al Teatro Argensola. 

Se proyectaba ‘La reina de África’. De allí salí nueva, adulta y zaragozana de repente. Recuerdo a menudo ese momento, y otros en los que el cine salvaba un mal día.

El viernes pasado, me quedé a ver en la tele ‘El espíritu de la colmena’, de Víctor Erice. La película no me gustó tanto como cuando se estrenó en 1973. Casi seguro que ahora tampoco defendería con tanta pasión ‘El sol del membrillo’, que algunos amigos consideraban un tostón allá por 1993 y a mí me fascinó. Lo que es seguro es que ahora ya no soy la que era, ya no tengo vida interior, me he frivolizado de mala manera, y ya no hay película que me pueda salvar el día.

Como no me entraba el sueño, me quedé a ver el coloquio en el que participaban Ana Torrent, Elsa Fernández-Santos y Víctor Erice, que no envejece como el resto de los mortales. Me tenía en vilo pues hablaba con las mismas pausas hipnóticas de su cine, como si estuviese a punto de decir una genialidad. A continuación daban ‘El sur’, que no pensaba volver a ver, y me fui a la cama pensando en releer ‘El sur’ de Adelaida García Morales.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Cristina Grande)

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