Elegir bien a quienes han de gobernar las diversas parcelas de una Comunidad es crucial. Es bueno romperse un poco la cabeza y tratar de encontrar quién puede gestionar bien los diversos campos. Porque los ciudadanos captan enseguida si el responsable político sintoniza con las preocupaciones y entiende de qué se habla.

Viene esto a cuento de los comentarios positivos que he podido leer en prensa tras los encuentros que ha mantenido el nuevo consejero de Agricultura, Ganadería y Alimentación del Gobierno aragonés, Ángel Samper, con representantes del mundo rural, agricultores y ganaderos. El nuevo consejero es agricultor y ganadero y ha sido secretario general de la organización agraria Asaja-Aragón, una de las más implantadas. Quienes se han reunido con él han constatado que conoce los problemas porque los ha vivido.

El presidente de las Cooperativas Agroalimentarias de Aragón, José Víctor Nogués, mostraba su apoyo al nuevo consejero y la satisfacción "ante un nombramiento que recae en una persona que ha vivido el cooperativismo desde su nacimiento, ya que el padre de Ángel Samper fundó, en tiempos muy complicados, la Cooperativa Comarcal Virgen de la Corona de Almudévar".

La misma satisfacción que reconocía sentir la alcaldesa de Mazaleón, Rosa María Orona, tras reunirse con el nuevo consejero de Agricultura. Porque Mazaleón, en el Bajo Aragón, es un caso claro de un pueblo con una crisis tremenda y que no sintió, precisamente, una respuesta rápida y ágil por parte de la anterior DGA. Dijeron sentirse abandonados. La única respuesta se produjo desde el Ayuntamiento de la localidad y desde la Diputación Provincial de Teruel, lo que evitó el cierre de la Cooperativa.

El virus sharka-m que afectó a los melocotoneros, de cuya producción vive la mayor parte de sus 540 habitantes, y el granizo y lluvias torrenciales del pasado año dejaron Mazaléon hundido. Los agricultores perdieron el 80% de sus melocotoneros tras el arranque a causa de este virus que afecta a algunos árboles. Una orden les obligó arrancar los frutales, pero después la Unión Europea declaró que era una enfermedad de convivencia, es decir que se podían haber respetado los árboles en producción, sin que el virus tenga consecuencias sanitarias. Esperemos que ahora Mazaleón encuentre soluciones.

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