Por
  • Basilio Tobías Pintre

Un maestro

Un maestro
Un maestro
Heraldo

Cuando hace poco más de un mes un amigo común me envió una cálida y elegante fotografía de José Manuel, en ese momento no comprendí el motivo, tal vez el anticipo de un posible encuentro. Mi respuesta fue: "Un maestro". 

Semanas más tarde supe, por su hijo Pablo, que, por entonces, el diagnóstico era que no superaría aquel fin de semana de agosto. Con su muerte se ha ido alguien que ejerció la arquitectura con maestría y un amigo muy querido.

No coincidimos en aquella desconcertada Escuela de Barcelona de los años setenta en la que José Manuel tuvo la posibilidad de completar con el tiempo necesario los estudios de Arquitectura, con jóvenes profesores como Rafael Moneo o Ignasi de Solá-Morales, con quien José Manuel forjó una amistad mantenida hasta la temprana muerte de Ignasi. Nos conocimos ya tras nuestra vuelta a Zaragoza, hace más de cuarenta años, lo que dio paso a una amistad entrañable en la que las llamadas telefónicas conseguían mitigar los espaciados encuentros de los últimos tiempos.

Algunos de los edificios diseñados por José Manuel Pérez Latorre a lo largo de su carrera como arquitecto han pautado desde su construcción el paisaje de Zaragoza

Antón Castro ha escrito una acertada y sensible semblanza de José Manuel, entreverada con la conversación mantenida en el mes de julio que, leída ahora, tiene el aire de una sosegada despedida. Por mi parte, confié en su recuperación y en que sería posible completar conversaciones inacabadas.

Como arquitecto, José Manuel nos lega edificios que son otras tantas muestras de la determinación y la libertad con que manejaba las formas, deudoras de sus variados intereses artísticos y de un sólido bagaje cultural, con una amplitud de gesto en el conjunto y una atención al uso de los materiales en la que se podría intuir la mezcla entre lo pictórico, lo textil –su tienda para Gazo, una obra confortable en la que se reflejó la desenfadada elegancia que le ha acompañado siempre– y la construcción, rigor al que puede que no fuera ajeno el recuerdo del constructor que fue su padre.

Obras como la reforma del Teatro Principal, el Museo del Foro, el actual edificio Hiberus, el Hotel Reino de Aragón, el Auditorio o el Museo Pablo Serrano son, entre otros, exponentes destacados del trabajo desarrollado por José Manuel Pérez Latorre a lo largo de su carrera profesional que han pautado desde su construcción la que ha sido su ciudad. La vida de estos edificios, el modo en que han ido haciendo suyo el lugar en que se levantan, permitirá mantener el recuerdo de José Manuel.

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