Por
  • Juan Domínguez Lasierra

Gatos y elecciones

Gatos y elecciones
Gatos y elecciones
Pixabay

Domingo de elecciones. En el Calgary las ‘chicas de oro’ hablan de gatos. De lo limpios que son y de lo que ensucian, que parece un contrasentido. Lo llenan todo de pelos, que ellos no se molestan en recoger. Las ‘chicas de oro’ no hablan de elecciones, porque los gatos no votan. Bueno, botar sí botan, pero eso es otra cosa.

Eliot habló de los gatos habilidosos. Y hasta publicó un libro de poemas sobre los mismos, ‘El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum’, que en España hemos conocido en una reciente traducción de Regla Ortiz.

El libro original fue publicado por vez primera en 1939. A esa edición se ha ceñido la traductora, aunque en una posterior hay pocas y mínimas variantes. Iba dirigido a un público infantil, pues Eliot fue escribiendo los poemas para regalárselos a los hijos de los dueños de la editorial en la que él era director.

Su temática principal son los gatos, descritos de una manera humorística, que imita tipos humanos o literarios. El mérito principal de esta obra –de ahí sus escasas traducciones al español– radica en su ritmo y en sus rimas, a veces internas, que dan la sensación de un baile jubiloso, influido por la poesía ‘nonsense’.

Valéry Eliot dijo que su marido repetía estos versos antes de dormirse. La imagen de Eliot sufre una seria mutilación si no se tienen en cuenta estos poemas en los que da rienda suelta, más que en ninguna otra parte de su obra, a su faceta humorística.

Dicen las informaciones que no ha ido mucha gente a votar, que han ido cuatro gatos. Claro, están todos en la playa. No los gatos, sino los dueños de los gatos, que se han quedado en casa. A los gatos no los quieren en las playas. Claro, sueltan tanto pelo. Y no van a ir sus sueños con el rastrillo a sacarlos de la arena. Se va a la playa a bañarse, a tomar el sol y a comer hamburguesas en el chiringuito. Aunque cada vez hay menos chiringuitos, que los han prohibido. Llenaban todo de humos de las fritangas. Y se supone que las playas son lugares para la salud, de aires puros.

Aunque para aires puros mucha gente prefiere la montaña, que al estar más alta no llegan los humos de las fritangas.

Los resultados de las elecciones a estas alturas ya son conocidos. Así que no me molestaré en darlos a conocer. Podría comentarlos, pero no me apetece, porque seguro que nadie iba a estar de acuerdo. Que cada uno comenta la feria según le va… a sus intereses políticos. Y mis intereses no le importan a nadie, salvo a algún cotilla irredento. Y no estoy yo aquí para satisfacer a los cotillas. Además, ya hay muchos colegas que sí los comentan. Allá ellos.

Victoria de uno o de otro, me temo que las cosas seguirán más o menos igual, porque los males de este mundo no tienen remedio. Y si lo tuvieran, los políticos no los arreglarían. Aunque ellos, como es su obligación, dicen que sí, que los remedian. Pues quedémonos con esa hipotética esperanza. Tampoco hay que ser tan negativos. Seamos como los gatos, que dicen que tienen siete vidas. Como algunos políticos. Para nuestro mal.

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