Por
  • Luisa Miñana

Hospitales

Hospitales
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Le dije a Víctor Gomollón, el editor de la magnífica Jekyll & Jill, que la colección de relatos breves ‘Un pájaro bajo la cama’, escritos por Nuria Mendoza, me había atrapado no sólo por sus indudables cualidades literarias, sino además porque la gran mayoría de las historias contadas ocurren en hospitales, un territorio en el que también yo he habitado muchas horas. 

La labor de Nuria Mendoza como intérprete en los hospitales de Nueva York para pacientes hispanohablantes permite sólo un acercamiento fragmentario y puntual a sus vidas. No importa. La intensidad de las secuencias espolea nuestra empatía e imaginación, bien apuntaladas por las reflexiones de la autora.

Como en este delicadísimo libro, realidad y ficción juegan entre sí con valentía y verdad en los hospitales, que son lugares centrales de nuestras vidas, aunque nos empeñemos en obviarlo. Muchos años visitándolos frecuentemente junto a personas de mi familia, me han enseñado que deberían estar más y mejor imbricados en nuestra cotidianidad. No es razonable que la mayor parte del tiempo los miremos como a castillos invisibles. En ellos nacemos y morimos, afrontamos dolor y pérdidas, recuperamos esperanzas y fuerzas, recibimos lecciones de humildad, paciencia y generosos cuidados. "Hay una extraña forma de sabiduría/en las horas largas de espera de los hospitales", escribí en un poema, pues en ellos se multiplican como ventanas los espejos donde reconocemos la riquísima profundidad y fortaleza de nuestra fragilidad.

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