Por
  • Luisa Miñana

De boda

De boda
De boda
Pixabay

El 5 de junio de 1958, en Chodes, contrajeron matrimonio Julio, natural de Terrer, hijo de Julián y Carmen, y Rosario, nacida en Villanueva de Jalón, hija de Francisco y Carolina. Se habían conocido cinco años antes en Barcelona, a trescientos kilómetros de sus pueblos, que apenas distan entre sí treinta. 

De niña me parecía que el azar había jugado un papel decisivo en ello. Luego me di cuenta de que más importante fue su pertenencia a la emigración aragonesa en Cataluña: la gente necesita arrimarse a aquellos en quienes reconocen una historia común. En la época de la boda de mis padres, casi todas las novias de la clase trabajadora se casaban de negro. Tampoco debía parecer muy oportuno todavía sonreír abiertamente, a pesar de la ocasión, teniendo de fondo un país que apenas comenzaba a dejar atrás el hambre y la escasez dramática de vivienda, entre otras consecuencias brutales de la Guerra Civil, terminada hacía ya diecinueve años, todos los de su juventud. Siempre ha sido para mí la fotografía de boda de mis padres la puerta a una película mental y emocional que transcurre hacia atrás y hacia adelante por nuestra historia familiar enredada en la de este país. Hoy es el primer 5 de junio de mi vida en el que ya no están físicamente ni Julio ni Rosario. La suya fue difícil, pero larga. Al pensar en ellos, no puedo evitar hacerlo en las inciertas vidas jóvenes que en tantos lugares siguen siendo atropelladas y alteradas por las mismas dementes guerras que siempre empiezan otros.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión