Por
  • Elena Capapé Poves

Destierro audiovisual

Videoclub Zaragoza
Videoclub Zaragoza
P. Z.

Hace años, el videoclub era una pieza esencial en el consumo de vídeo doméstico; un ritual para todas aquellas personas, amantes del cine y ávidas de descubrir películas. Locales repletos de títulos, ordenados por categorías y con estrenos que, poco antes, habían llenado las salas de cine. 

Sus paredes se empapelaban con carteles de los intérpretes del momento y, entre tus manos, podías sostener las películas, leer sus sinopsis y repetir el proceso cuantas veces quisieras hasta dar con tu elección: con tu visionado perfecto de fin de semana. En los últimos años, el proceso de digitalización ha desterrado el formato físico del centro de la ecuación: no es necesario, todo se halla en Internet. Plataformas repletas de películas y series de televisión al alcance de un ‘click’. Competición entre contenidos y distribuidoras en una lucha por la diferenciación. En este tiempo, solo los nostálgicos, coleccionistas y amantes del audiovisual compran películas o series, devaluadas por la sobreabundancia digital.

Los catálogos ‘online’ parecían una apuesta segura para los usuarios; sin embargo, plataformas como Disney+ y HBO Max han anunciado su intención de eliminar contenido para ahorrar costes; ciertas producciones no se podrán volver a visualizar y desaparecerán de Internet sin dejar rastro digital; obras anunciadas a bombo y platillo se ven sometidas, poco después, al apagón. La capacidad de perdurar de los productos audiovisuales empieza a desvanecerse, excepto de nuestras estanterías.

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