Por
  • Javier García Campayo

Las revelaciones y el camino del corazón

Las revelaciones y el camino del corazón
Las revelaciones y el camino del corazón
Pixabay

Cuando era joven una de mis aficiones era leer biografías de grandes personajes de la historia. Por mis manos pasaron las vidas de Alejandro Magno, Julio César, Cervantes, Picasso y otros muchos descubridores, santos, artistas o científicos. 

Mi esperanza secreta era encontrar un patrón común a todos ellos o, al menos, algunas claves que explicasen por qué se habían convertido en famosos y poder así aplicarlas.

Fracasé en el intento. Nunca conseguí encontrar un nexo, una estructura o plan compartido, un denominador común. Años después, durante mi formación como psicoterapeuta, conocí el llamado ‘mito único’ o ‘periplo del héroe’, que fue descrito por el antropólogo norteamericano Joseph Campbell. Su hipótesis es que la mayoría de los héroes y personajes mitológicos de todos los tiempos y culturas comparten una estructura biográfica básica.

La vida de cada persona emula en cierto modo las pruebas que tuvieron que superar los héroes mitológicos

Ese modelo, que él describe en base a diecisiete pasos, casi nunca cumplidos en su totalidad, se resume así: El héroe parte de su mundo ordinario y recibe una llamada para penetrar en otro ámbito desconocido, poblado de seres y situaciones extraños. Acepta penetrar en ese universo ignoto y tiene que enfrentarse a múltiples pruebas. A menudo, debe sobrevivir a un grave desafío, frecuentemente con ayuda. Si pasa la prueba, obtiene un don o bendición extraordinarios que cambiarán el destino de la Humanidad. Por último, el héroe debe regresar al mundo ordinario con lo adquirido y tiene que enfrentarse a nuevos retos durante el viaje de vuelta. Según Campbell, las historias de héroes de la antigüedad, como Osiris, Ulises y Moisés, o de fundadores de religiones, como Jesucristo o Buda, se adhieren a este estricto patrón. Y, probablemente, sea cierto.

Años después, trabajando como psiquiatra, y pertrechado con esta visión del héroe, reexaminé las biografías de mis pacientes y conocidos, y también la mía propia, buscando vislumbrar la urdimbre que entreteje los hilos del destino humano. Comprendí que todos los hombres y mujeres somos héroes, afrontando desnudos e inermes el colosal desafío que constituye nuestra existencia. Encontré, ocasionalmente, algunos de los elementos que enumera Campbell; pero identifiqué un fenómeno que ocurría en casi todos nosotros alguna vez en la vida y que la psicología ha denominado ‘revelaciones’ o ‘epifanías’.

Tradicionalmente se ha llamado así a las interpretaciones que profetas, adivinos, chamanes y oráculos han realizado analizando manifestaciones que se suponía provenían de allende este mundo. Sin embargo, en psicología nos referimos con este nombre a momentos cumbre de nuestra vida, en los que, tras experimentar algún suceso adverso, o al tener que tomar una decisión importante o, incluso, sin ningún desencadenante significativo, uno siente una llamada, vislumbra un sentido o experimenta un impulso para realizar un cambio importante en su vida. Durante siglos su origen se interpretó como un mensaje divino; mientras que otros lo atribuyeron a la intuición o a la casualidad. Personalmente, creo que es la manifestación de nuestra omnipresente sabiduría interna, una expresión de la mejor versión de nosotros mismos.

Ante las encrucijadas, lo mejor es hacer caso a nuestra voz interior

Muchos de nosotros hemos experimentado alguna vez esa revelación. Lo que ocurre es que no siempre es fácil escucharla, porque el fragor de la batalla diaria y el ruido continuo de nuestra mente parlanchina ahogan la voz de esta parte de nosotros mismos. Para oírla es necesario pararse y sentirse, para conectar con nosotros mismos y con el universo. En otras ocasiones, aunque percibamos esa llamada, preferimos no hacerle caso. Casi siempre nos arranca de nuestra zona de confort, implica un desafío que nos sumerge en lo desconocido y nos obliga a manejarnos con la incertidumbre. Por lo que, simplemente, desoímos esa voz y seguimos adelante con nuestra rutinaria pero cómoda vida.

Las personas que he conocido y me han manifestado que han escuchado esas revelaciones y las han seguido jamás se han arrepentido. Han podido tener dificultades, retrasarse en el tiempo el logro de sus objetivos o expectativas, pero, al final, de una forma u otra, sienten que han seguido su verdadero camino, que han sido honestos y coherentes consigo mismos, que han llevado una vida que tiene sentido.

Por eso, en casi todas las tradiciones espirituales y culturas, existe un aforismo que viene a decir lo siguiente: "Cuando te halles ante situaciones que no sepas cómo resolver, ante encrucijadas de la vida en las que desconozcas qué dirección tomar, no lo dudes: sigue el camino del corazón, el de tu sabiduría interior. No te arrepentirás".

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