jefa de Información municipal de Zaragoza en HERALDO DE ARAGÓN

Líneas rojas

Líneas rojas
Líneas rojas
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Bildu rectifica tarde y mal. Y no lo hace por respeto a las víctimas del terrorismo que, en el fondo, le dan igual. Solo así se entiende que admitiera la inclusión en las listas municipales de los siete etarras condenados por delitos de sangre que anuncian ahora que renunciarán al acta si resultan elegidos el 28-M. 

Se doblega por tacticismo político. Asume su error por el clamor de quienes lloran a los asesinados, sus familiares y miles de españoles de izquierda y de derecha que rechazan que culpables de asesinato opten a cargos públicos aunque hayan cumplido sus penas.

Hay líneas rojas que en política no se deben traspasar, y entre ellas figura justificar en nombre de la libertad ataques indirectos a quienes sufrieron el zarpazo de ETA. Supone una quiebra de la confianza en la que se debería afianzar una convivencia en paz. No ayuda que se recreen en reproches cruzados en el Senado quienes tienen en su mano vetar por ley a los asesinos en las listas electorales.

Superado, solo a medias, el dislate político que ha sacudido el inicio de la carrera al 28-M, recuperan el protagonismo las campañas autonómicas y municipales donde hay comunidades como Aragón con todas las instituciones en juego.

Conscientes de que una cosa es ganar las elecciones y otra gobernar, los socios potenciales se dejan querer y pintan las líneas rojas que deben respetar quienes pretendan pactar con ellos. Con la unión de estaciones en barbecho, el foco se centra en las renovables, esas que todos quieren reordenar y reequilibrar. Los conservadores piden transparencia; los progresistas se comprometen a restaurar paisajes con los 31 millones anuales que recaudarán por el impuesto al impacto visual de molinos y paneles solares. La izquierda enarbola la bandera ecologista; regionalistas y localistas se erigen como defensores del territorio, de Teruel; y solo desentona Vox, que llora el fin del carbón.

Empatan PP y PSOE hasta en los requisitos que imponen los pequeños, pero decisivos, para decantar los gobiernos. Allanar el camino se revela imprescindible cuando el futuro, salvo sorpresa mayúscula, se definirá en la mesa de negociación de los pactos. Si es que se llega al 28-M sin tener perfilado el acuerdo.

Los liberales se arrogan el centro sin cerrar puertas si entran en el Parlamento. El aragonesista Alberto Izquierdo acusa al PP de "intentar comprarse el centro" y le alerta sobre los "mercenarios". Tomás Guitarte, de Teruel Existe, reitera que no participará en un Gobierno donde esté Vox.

Los tres siguen expectantes una batalla electoral que se disputa entre bloques. La izquierda se centra en replicar a la derecha; la derecha hace lo propio con la izquierda. Conscientes de que necesitan socios con los que pactar. Cuidando los discursos para no traspasar las líneas rojas. El más mínimo error puede resultar fatal.

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