Redactor de la sección de Cultura y columnista en HERALDO DE ARAGÓN

El 40 de mayo

40 de mayo.
40 de mayo.
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Hace calor. Lo decía Calamaro antes de que le diese por los toros. El sayo, excepto en el Pirineo y tras el crepúsculo, está guardado a día 1 de mayo, aunque suponga torcerle el morro al acervo popular del saber. Aún caerán chuzos de punta, sí, sobre todo los metafóricos;alaridos preelectorales en mayo, componendas en junio y pedrisco en julio, que en agosto se cierra el país, pero con este calor no hay manera de enhebrar ideas coherentes. Así que propongo unas reflexiones con el hilo conductor apenas esbozado, palabras que a veces se juntan para empujarse y otras son islas. Lanzarse a una piscina no procede ahora mismo, con esta sequía tan brutal y devastadora, así que me ahorro la figura retórica. Lo que viene es simplemente una línea discontinua, cuya semántica empieza y acaba y vuelve a empezar en cada punto y seguido. No todas son ideas propias:también he cogido algunas de la calle y las lecturas. 

Va. Votar es un derecho y un deber. Las afirmaciones categóricas siempre son rebatibles, no importa el tema. El mejor mes para quedarse en la ciudad es agosto. Invocar a Ungenio Tarconi es una idea genial. Todos los cincuentones recordamos al primer cura que nos quitó los cromos, o la cara del jefe de los recreativos de nuestro barrio. Quien bien te quiere tratará de no hacerte llorar. Las frases hechas están huecas por dentro. Quiero morir sin dolor. Quiero vivir sin dolor, y que nada les duela a los míos, aunque eso sea imposible. La inocencia es la madre de la ciencia. La ciencia no necesita la fe. La esperanza y la caridad son primas hermanas, pero llevan tiempo sin hablarse. ¿Por qué termina mi libertad donde empieza la de los demás? ¿Qué es exactamente la libertad? ¿Hará también calor el 9 de junio? 

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