Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

Política culinaria

Karlos Arguiñano cocinando bacalao ajoarriero.
Karlos Arguiñano cocinando bacalao ajoarriero.
Antena 3

Me debato entre hincarle el diente al hábito más popular (la gastronomía) o al más socorrido (la política). Aunque ya han transcurrido cuatro décadas del final de la Transición y veinte años desde que Ferrán Adriá desatase la locura, los votantes seguimos teniendo hambre.

El Bulli cerró, pero el fenómeno perdura en restaurantes con cada vez más estrellas o con Masterchef. Con la política, también nos saltamos el ayuno porque estamos a menos de un mes de las elecciones. ¿A quién votar? Las ostras y el chuletón ya no son ni de derechas ni de izquierdas porque, con el ‘felipismo’, la ‘izquierda caviar’ pasó del bocadillo proletario a la cocina de autor en Zalacaín. Ahora todo es más emocional que ideológico, más ‘grouchomarxista’ que ‘carlosmarxista’. ¿Sardinas o chuletón de buey? ¿Tinto de Cariñena o de Borja? ¿Comida tradicional, tipo PP y PSOE? ¿O explosiva cocina fusión al estilo Vox y Podemos? ¿De subsistencia o de vanguardia? ¿Natalia Chueca o Lola Ranera? ¿Estrella Michelin para el ‘chup chup’ de Lambán o para el guiso picante de Azcón?... Todo son dudas en los fogones y en las encuestas.

Algunos creerán que a nuestros candidatos les inspira Dabiz Muñoz, que lleva dos años consecutivos reinando como mejor chef del mundo, pero la receta maestra es propiedad de Karlos Arguiñano. El de Zarauz no es el mago de las sartenes, pero es el que mejor se gana a la gente desde hace más de dos décadas. Y la gastronomía y la política van de eso, de conquistar el corazón del ciudadano. ¡Que aproveche!

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Javier Rueda)

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