Las tres Gracias
Siempre que visito una exposición de pintura procuro comprar una postal de la obra que más me ha impresionado ante la lógica imposibilidad de hacerme con el original.
Postales que terminan en la mesa de mi despacho y que me rodean cuando trabajo, que a veces sirven de inspiración y otras de distracción. Una de estas postales es las tres Gracias de Rubens (Amberes, 1577-1640). El cuadro, expuesto en el Museo del Prado de Madrid, representa a las tres hijas de Zeus que aparecen como tres exuberantes diosas, ejemplo del canon de belleza del siglo XVII. Las tres mujeres desnudas destacan por la ampulosidad de sus contornos y aunque bien proporcionadas, resultan muy alejadas hoy del canon de belleza actual.
Es cierto que la aparición de las llamadas modelos ‘curvy’ (con curvas) ha incorporado nuevos referentes, sin embargo, la delgadez sigue siendo el ideal estético predominante. Y aunque los estándares de belleza se han centrado tradicionalmente en el grupo de las mujeres, en la actualidad los hombres también están sometidos a presiones sociales para mantener una determinada imagen corporal. Hoy, 7 de abril, día mundial de la Salud, la visión de las tres gracias me obliga a reflexionar sobre la importancia de cuidar el cuerpo y de establecer una buena relación con la propia imagen corporal. El peso corporal puede ser un problema de salud, bien por defecto o por exceso, pero la estética, como rama de la filosofía que estudia la esencia y la percepción de la belleza, aunque importante, nunca puede ir por delante de la salud.
