Convocatoria electoral
Con la publicación hoy de los decretos de convocatoria se pone en marcha la maquinaria administrativa para la celebración de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo.
Unos comicios que en Aragón estarán marcados por las crisis simultáneas de los dos partidos situados en el centro, Ciudadanos y el PAR, que permiten prever una importante remodelación del espacio político, en la que probablemente salgan ganando los dos partidos principales, el PSOE y el PP. Pero las formaciones tienen todavía mucho trabajo por delante y la última palabra la dirán los ciudadanos en las urnas.
El calendario a partir de aquí se acelera. El día 24 de abril tienen que estar configuradas las listas electorales para las tres circunscripciones provinciales de las Cortes y para los 731 municipios, y los partidos, especialmente algunos, están lejos de haber cerrado su composición. El PAR, que acaba de sufrir dos escisiones y está pendiente de resoluciones judiciales –ayer mismo el juez rechazó la anulación cautelar de la destitución de Aliaga como presidente del partido–, y Ciudadanos, cuya refundación ha resultado fallida, encuentran especiales dificultades en este proceso. La crisis de estas dos formaciones, el posible impacto en Aragón del desgaste de Podemos a nivel nacional o el surgimiento de Aragón Existe son factores que apuntan a cambios sustanciales en la composición del futuro parlamento aragonés y en los equilibrios necesarios para la formación de gobierno. El PSOE y el PP, por su parte, presentan dos cabezas de cartel, Lambán y Azcón, con suficiente peso específico como para acaparar protagonismo en la batalla electoral en beneficio de sus partidos. Pero la política aragonesa nunca se ha movido en las coordenadas del bipartidismo y es poco probable que lo haga en esta ocasión. En todo caso, seguro que la mayoría de los ciudadanos esperan programas serios, elaborados con realismo y visión de futuro, y debates racionales en los que las diferencias ideológicas se muestren sin estridencias ni maximalismos.