Carcedo y Sanz Briz

Carcedo y Sanz Briz
Carcedo y Sanz Briz
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Hay que agradecer al extraordinario y veterano periodista Diego Carcedo que, en el artículo que publicó el jueves, saliera en defensa de la dignidad y el buen nombre de Ángel Sanz Briz.

Como es de sobras conocido, aunque algunos diputados no se hayan enterado, este diplomático español, nacido en Zaragoza en 1910 y destinado durante la Segunda Guerra Mundial en Budapest, se las arregló para salvar la vida a más de cinco mil hombres, mujeres y niños que, por ser judíos, iban a ser asesinados o deportados a campos de la muerte. Sin embargo, el 14 de marzo, la comisión de Cultura y Deportes del Congreso de los Diputados rechazó una proposición de Vox que suponía conceder a Sanz Briz una condecoración. El PSOE y Podemos votaron en contra argumentando que el propósito de Vox era blanquear el régimen de Franco. Pero lo más vergonzoso fue que el diputado de ERC Joan Margall se permitió denigrar a Sanz Briz en estos términos: "Es una iniciativa de Vox defendiendo el homenaje a un franquista, en definitiva, blanqueando el fascismo". Como afirma Carcedo, al explicar la hazaña y la trayectoria del diplomático, no hay pruebas que justifiquen el agravio de llamarlo fascista. Salvo que lo fueran todos los funcionarios que trabajaron para la Administración bajo el régimen de Franco. Y en todo caso, su gesto humanitario, en el que se jugó el tipo, bien merece reconocimiento y admiración. Reconocimiento que, como recuerda Carcedo, sí le dio en su momento el Gobierno de Felipe González, y que también tiene en Zaragoza. Y, lo más importante, que le ha concedido el propio Estado de Israel al nombrarlo ‘justo entre las naciones’.

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