El fuego madruga

Incendio forestal en el termino municipal de Olba (Teruel)
El fuego madruga
Antonio García / Bykofoto

No es desde luego un buen augurio que apenas estrenada la primavera nos encontremos ya en España, y con afección también en Aragón, con un gran incendio forestal, que está arrasando miles de hectáreas. 

Lo ‘normal’ sería que un siniestro de estas proporciones no ocurriese en estas fechas, sino más cerca del verano o ya entrados en él. Si el fuego madruga tanto, podemos temernos lo peor para cuando lleguen los meses más secos y calurosos. El año pasado ya fue terrible, se quemaron más de 300.000 hectáreas de montes, más que en ningún otro año desde 1994. Se rompía así en 2022, y de manera dramática, una tendencia decreciente, con altibajos, en la superficie quemada en España que se había iniciado en los años noventa. Ojalá que en 2023 no se repita un balance similar, pero este incendio declarado el jueves entre las provincias de Castellón y de Teruel es un mal comienzo

Además del terreno y la vegetación arrasados, ha sido necesario evacuar a 1.500 personas de ocho poblaciones, entre ellas los 250 vecinos de las localidades turolenses de Olba y San Agustín. Es difícil no relacionar este incendio temprano con las altas temperaturas con las que ha comenzado la primavera; y con la escasez de lluvias, que prolonga y agrava una ya larga sequía. El agua en los embalses de la cuenca del Ebro solo alcanza en este momento el 59% de su capacidad, cuando el año pasado por estas fechas suponía el 65% y la media de los diez años anteriores es el 73%. Inquietan los incendios e inquieta la falta de agua, de manera especial a los regantes, que seguirán sufriendo la penuria.

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