Por
  • Ana María García Terrel

Una ermita en Torrero

Iglesia de San Fernando de Zaragoza, desde dentro.
Iglesia de San Fernando de Zaragoza, desde dentro.
Francisco Jiménez

En el año 1747, siendo vicario de Santa Engracia D. Ignacio de Lissa, se presentó ante él un tal José Segura natural de Málaga, pero residente en Zaragoza y de profesión cómico y "autor de compañía", diciendo que "por su devoción deseaba fundar una ermita en el Monte Torrero, sito en los términos de la parroquia de Santa Engracia, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Angustias, colocando en ella su santa imagen para devoción de los fieles y dotándola de sus propios medios con renta y ornamentos para el culto divino".

El permiso le fue concedido y, habiendo sido construida la ermita, vino el propio Segura a suplicar que se reconociera por maestros de obra según estaba mandado. Hay constancia documental de que la revisión la hizo Pablo Amesti, de quien afirma José Laborda que trabajó entre 1738 y 1765 especialmente para comunidades religiosas. Su dictamen fue hallarla "con toda firmeza, estabilidad y decencia".

A continuación, pide Segura poner al frente de la ermita a "un ermitaño el cual debe estar instruido en la doctrina cristiana y recibirá limosna solamente para su sustentación y para el adorno de la ermita". En 1748 el ermitaño entrega "un inventario de alaxas y ornamentos" y el 11 de enero se bendice la nueva ermita con "misa solemne, tedeum, salve y música de Nuestra Señora del Pilar", siendo un acto muy concurrido por toda clase de gentes.

Ciertas incógnitas se plantean ante cuanto acabo de exponer. La primera es la personalidad de Segura. Leído lo expuesto parece hombre piadoso, pero en 1750 aparece contrayendo segundas nupcias como feligrés de San Gil y se dice natural de Granada, de 57 años y viudo, y la nueva esposa se apellida Fernández. El Libro de Bautizos de 1753 registra a María Josefa Segura Estremera y dice que su padre es de Málaga y que ambos habitan en Monte Torrero en la ermita de Las Angustias. El Libro de Difuntos de 1753 registra la muerte de la madre de la niña, que se enterró en la ermita. Hay escasa concordancia entre orígenes y apellidos.

Pero la documentación hallada en el Archivo Municipal (caja 29, 12) es más explícita. Nos dice que Segura estuvo en la ermita hasta 1754 y luego se marchó a "limosnear por España" por la dificultad de medios para sobrevivir. Estuvo en Jaca, donde probó un nuevo matrimonio, en Francia y en Castilla.

Por otra parte, aparece en el Archivo un auto de providencia donde el regidor decano de Zaragoza se dirige al obispo de Huesca (bajo cuya potestad se hallaba Santa Engracia) y le pide que baje allí la imagen de Las Angustias pues "la ermita debe ser demolida por la mala conducta de Segura y porque el edificio corto e indecente no permite el culto". Era noviembre de 1755.

En la segunda mitad del siglo XVIII hubo en Torrero, en Zaragoza, una ermita
dedicada a la Virgen de las Angustias cuya historia es curiosa y casi desconocida

El vicario se informa. La conducta del ermitaño parece buena pero la ermita amenaza ruina. "Hay una casa adjunta que se compone de paredes forales con un pilar en medio, sin suelo alguno y cubierta de cañas y barro". Las lluvias de 1754 han hecho estragos. Además, han llegado noticias de que el edificio ha servido para acogerse en él a personal de mala conducta. El mismo ermitaño asevera que "se refugian algunas mujeres de mala vida" y esto lo confirman muchos torreros de las torres vecinas.

La segunda gran incógnita es la de la exacta ubicación de la ermita y esta queda aclarada al consultar el precioso mapa de nuestro Archivo Municipal llamado ‘Mapa sobre el Monte de Mirar Flores que distingue por números las cosas más notables, obra de Antonio Bartibás, agrimensor’. Entre los edificios señalados aparece con el número 1 el Molino de la Huerva, propiedad de José Cuéllar, que aprovecha el desnivel del terreno para salto de aguas. En él comenzaba el camino de Cuarte. Con el número 2 aparece la torre del señor Torrero, en el punto donde confluían las acequias de Adulas y del Plano. Muy próxima a ambos, pero un poco más al este, aparece la ermita señalada con el número 35 y una pequeña cruz. El terreno parece ser un desmonte con graveras. Un escrito municipal de 1841 la describe como "una ladera de media legua con pendiente donde las acequias forman cascadas". Hoy tal vez la podríamos identificar como el lugar donde se inicia el Parque Pignatelli y la subida de Cuéllar.

En 1776 Segura reaparece con su vida de cómico y aventurero. Aún aspira a revitalizar la ermita para "velar por la inseguridad de la zona ante los robos que sufren los torreros y el miedo de los regadores en las noches oscuras", pero no logra nada.

El caso es que la ermita no desapareció. Construido el Canal Imperial y su barrio, a sus habitantes se les hizo un oratorio hasta que se erigió la iglesia de San Fernando. El notario Jover razona la necesidad del mismo diciendo que sin él los fieles para oír misa "tienen que dexar la población y baxar a la ermita de Segura bastante apartada, al pie del Monte Torrero". En 1796 se traslada al oratorio la imagen de Las Angustias, ornamentos y jocalías.

Cuando en 1802 se bendiga la iglesia de San Fernando parece que ya no hay rastro de la vieja ermita ni nada sabemos de la efigie de la Virgen. En cualquier caso, la catástrofe de los Sitios completaría la desaparición.

Y esta es la historia de una ermita que tuvo medio siglo de vida, que dio mucho que hablar en la ciudad, que sin duda es desconocida para muchos historiadores aragoneses y que brinda material para una posible novela histórica.

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