Responsable de redacción en heraldo.es

Contar hasta diez

Un balón de fútbol, en una foto de archivo.
Un balón de fútbol, en una foto de archivo.
Pixabay

Hugo es uno de los miles de chavales que cada fin de semana se levanta con ilusión para jugar un partido de fútbol por algún punto de la geografía aragonesa. Por eso le ha impactado la noticia de la pelea entre jugadores de dos equipos de categoría infantil que acabó con seis heridos, dos de ellos en el hospital.

Hugo no entiende cómo pueden enzarzarse a patadas y codazos si solo es un juego que consiste en demostrar la mayor destreza con el balón en sintonía con el resto del equipo. Para él, disfrutar de su deporte favorito es, con ventaja, su momento preferido de la semana.

Hugo hace estas reflexiones en alto, buscando respuestas y algo de consuelo en el rostro de su padre. Su progenitor le recuerda que cada semana se juegan más de mil partidos de fútbol, incluido fútbol sala, en todo Aragón. Así que se puede decir que esos comportamientos tan antideportivos son hechos aislados.

A Hugo le gusta jugar limpio dentro y fuera del campo. Es algo que le han enseñado desde muy niño tanto sus padres como los entrenadores con los que se ha cruzado en su camino. Pero sabe que no siempre son así: hay quien entiende cada partido como la ley de la jungla, sálvese quien pueda, gana el que engaña, el que mejor sabe fingir...

A su corta edad, en la frontera entre la niñez y la adolescencia, le gustaría que no le tomaran por tonto, como si fuera incapaz de entender ciertas reglas de juego que también son aplicables fuera del campo: cuando le dan ganas de devolver un buen pisotón, se aguanta y cuenta hasta diez. Y busca a su compañero Álex para darle un buen pase y que remate a gol. La venganza se sirve fría y sin violencia. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión