El futuro del talento
Con más de 600.000 parados y una tasa de desempleo de dos dígitos, en Aragón hay decenas (¿centenares, miles?) de vacantes que no se cubren en empresas por la falta de personal que tenga la cualificación que se reclama. En CEOE hay una «preocupación máxima» porque el problema, afirman, afecta a empresas de todos los tamaños y sectores y está frenando nuestro crecimiento justo en un momento en el que son muchos los problemas que complican la actividad económica (precios de la energía y las materias primas disparados, problemas de suministro que impiden la llegada de componentes para la industria y efectos de una pandemia que no podemos aún dar por concluida).
Patronales y sindicatos coinciden en señalar desde hace años que una de las soluciones más adecuadas está en la promoción de la Formación Profesional (FP), que estuvo denostada muchos años y que ha ganado cierta relevancia en los últimos años, aunque mucho menos de lo que sería adecuado.
Más impulso debería darse, coinciden en señalar los sectores más afectados, la denominada FPDual, que combina muy adecuadamente la formación de los alumnos con prácticas en empresas y se traduce después en la generación de la mejor cantera posible de trabajadores del futuro. En Aragón fue pionera en poner en marcha este sistema, muy empleado en países como Alemania, el grupo BSHElectrodomésticos, no en vano costó muchos desvelos al desaparecido y admirado José Longás cuando fue director general de la compañía que incluye a la marca Balay.
Empresas y sindicatos coinciden en destacar el valor de la FP como uno de los argumentos más adecuados para casar mejor la oferta y la demanda de empleos, pero las organizaciones que defienden a los trabajadores van más allá y denuncian que hay puestos que no se cubren porque las empresas no ofrecen condiciones atractivas a los candidatos. Entre ellas la de un buen salario, reivindicación que plantearon ayer en las celebraciones del 1º de Mayo en toda España.
Un informe elaborado por investigadores de la escuela OBS Business School responde con bastante tino a este problema. Titulado ‘La cuarta revolución industrial y el futuro del talento’ y dirigido por Catalina Payá y Carles Polo, realiza un análisis sobre las tendencias del mercado de trabajo a años vista que vale la pena considerar.
Señala el informe que aunque hoy los puestos más demandados contienen un alto componente técnico, se valoran mucho las habilidades blandas (empatía, liderazgo e influencia social, persuación, etc.) que justamente son las que nos diferencian de los robots. Por tanto, apuntan, se trata de encontrar el punto justo en el que los humanos y las máquinas puedan trabajar juntos, consiguiendo que estas hagan las tareas repetitivas y rutinarias mientras los humanos nos encargamos de las que requieran de creatividad, pensamiento crítico y empatía. «Hacen falta profesionales que se adelanten a las necesidades del futuro y se preparen para ofrecer soluciones. Tenemos que atrevernos a estudiar propuestas disruptivas e innovadoras si queremos contribuir y aportar un valor de carácter diferencial», afirma Catalina Payá, profesora de OBS Business School.
La investigación de OBS identifica cuatro tipos de competencias que todo profesional debe poseer si quiere tener oportunidades: las habilidades coginitvas (mentalidad digital, pensamiento analítico, aprendizaje activo, resolución de problemas complejos, análisis); las blandas (empatía, liderazgo); las de autogestión (flexibilidad, resiliencia), y las técnicas, para aplicar conocimientos específicos al mundo tecnológico y digital. El ‘mix’ que cada uno requiera estará determinado por la función que deba desempeñar, pero los autores del estudio consideran que al menos deberá contar con dos habilidades cognitivas, dos blandas, una de autogestión y una técnica.
El informe de OBS concluye que los puestos más cubiertos en los últimos 18 meses son los técnicos, ingeniería, calidad y producción (30%), seguidos de los relacionados con la cadena de suministro (16%) y los comerciales y de márquetin (16%).
