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Gabriel Sopeña: "'Desiertos' tiene mi espíritu, mi poesía y mi forma de ver el mundo"

El cantante y compositor publica su tercer álbum en solitario, que tiene ya dos videoclips, que presentará el 30 de mayo con otros temas en Las Armas

Gabriel Sopeña tiene la sensación de que vive una segunda juventud, plena de inspiración, de proyectos y de ilusiones.
Gabriel Sopeña tiene la sensación de que vive una segunda juventud, plena de inspiración, de proyectos y de ilusiones.
Guillermo Mestre.

¿Qué ha significado para usted ‘Cantar cuarenta. Cancionero completo 1983-2023’, el libro de sus temas que publicó Pregunta y el gran concierto que ofreció en el Teatro Principal? ¿Ha sido algo así como un inventario general.

¡Ha sido una especie de certificado de una segunda juventud.

¿Eso cree? Pensaba que había sido como una reflexión, como una retrospectiva, como aquel que dice: “He hecho todo esto”.

Sí, sí. He hecho todo esto. Pero en realidad es más bien lanzar un ojo en todo lo que he hecho y en todo lo que quiero hacer. Entonces en ‘Cantar cuarenta’ no se estrenó nada realmente, pero sí que hubo cosas, creo que daba la impresión de que había estando amasándolo todo, y yo le diría que el ejemplo más claro es ‘Mai’.

La canción de Ánchel Conte, que escribió para Labordeta.

Sí, sí. Pero fíjese: eso lo hicimos en el año 2000 precisamente, lo grabamos en una tarde con Labordeta, y con Luis Delgado y Joaquín Pardinilla, en el estudio de Garrapinillos de Paco Aguarod, y la cantábamos los dos. ¿Y qué ocurre? Esa canción nunca se había cantado en directo.

¡No me diga! Se la habíamos oído a Manolo García.

Sí, sí. Y no se lo va a creer: José Antonio Labordeta no la había cantado y nunca y la única vez que se había cantado lo hice en un programa cultural, ‘Borradores’, de Aragón TV; allí la escuchó, me lo dijo años después el cantante barcelonés. Se enamoró del tema. Y quise recuperarla para ‘Cantar cuarenta’. Esa fue una aportación. Y la hicimos en el Teatro Principal con Eva Lago, una voz maravillosa, con piano y dos voces, para aquel concierto.

¡Y tan desnuda y emocionante! Fue algo inolvidable. ¿ Y ese es el principio del cambio que quiere dar hacia la limpieza?

De limpieza. O de aspereza. Tal como me siento ahora, en un momento muy virginal, he vuelto a vivir, cumplir los 60 ha sido como decir: “No tengo nada que demostrar, nada que perder. No tengo nada que ocultar. Tengo todo que ganar”. Ahora tengo la sensación de que todo es ganancia en la vida: ganancia personal, íntima. Quiero ir por ahí y, por otro lado, quiero ir por la aspereza.

Explíquese…

Quiero recuperar aquel sonido de los primerísimos 80, últimos 70, en el que todo era, sí, pionero, se notaba que estábamos buscando, y eso me gusta mucho. Quiero que se note que se busca, que andamos entre el ruido y la furia, que no buscamos la obra hecha, perfecta, repulida. Es como si le dijese: “Dejad que los buenos músicos se equivoquen porque se equivocan muy bien”.

"Tal como me siento ahora, en un momento muy virginal, he vuelto a vivir, cumplir los 60 ha sido como decir: 'No tengo nada que demostrar, nada que perder. No tengo nada que ocultar. Tengo todo que ganar'”.

Ahora que habla de esto, me impresionó una entrevista que le hicieron los compañeros de ‘Aragón musical’. Y hablaba de esto, un poco, y de cuánto les había impactado el disco ‘Blonde on blonde’ que les trajo un amigo entrañable de Francia y sobre todo el magisterio de Pedro Pablo Aznar, un melómano de oído absoluto.

Es clave en mi vida y en la de su hermano Mauricio. Nos obligaba a él y a mí a aprendernos las canciones de Los Beatles de memoria: las letras, los tonos, la melodía, pero también los instrumentos, instrumento por instrumento, por separado y sin partitura. De oído, porque éramos muy vagos de oído Mauricio y yo. Nos decía: “Hay que reconocer las cosas. En perspectiva y en concreto”. Creo que los dos somos lo que somos, colaboramos como colaboramos, gracias a su exigencia. Conocía Bach y Beethoven al dedillo, y se ganó la vida de guitarrista, teclista, bajista y arreglista en las orquestas.

Me parece el personaje más enigmático de ‘La estrella azul’, la película de Javier Macipe.

No me extraña. Tenía un talento extraordinario. Creo que con Jackson Browne es la persona más dotada que he conocido nunca. Nos enseñó a aprendernos las canciones y a retenerlas para siempre. Estaba amargadísimo porque su padre no le permitió hacer los estudios superiores del Conservatorio, que era su sueño. Y eso lo destrozó como se ve en la película.

Gabriel Sopeña ha recibido algunas lecciones de la vida que le han servido para seguir avanzando: ha descubierto que era vulnerable, quizá más que nunca.
Gabriel Sopeña ha recibido algunas lecciones de la vida que le han servido para seguir avanzando: ha descubierto que era vulnerable, quizá más que nunca.
Guillermo Mestre.

¿Qué significó aquel Dylan que les trajeron de Perpignan?

Todo. Otro modo de ver y entender y sentir la música. Era un disco doble, con aquel ruido y aquel sonido tan peculiar, y con temas que podían alargarse hasta los 25 minutos. Me quedé en casa una semana entera sin salir. Yo ya estaba familiarizado con la poesía del 27: Jorge Guillén, Vicente Aleixandre o Gerardo Diego, que era un maestro del verso aunque fuese tan conservador. He leído mucha poesía y me ha dado mucha libertad para crear; por decirlo así, soy un músico educado en la poesía y la lírica me ha abierto caminos a todo: a la belleza, la sensualidad, las metáforas, el paisaje, el ritmo. Pero ¡cuánto le debemos los dos a Dylan, Mauricio y yo! Gracias a un libro de Diego Manrique pudimos entenderlo mejor. Ese disco traía el ruido del mundo, y en mi disco ‘Desiertos’ quizá esté también: el ruido del mundo. El que gusta a mí. El ruido de Orson Welles en ‘Sed de mal’. Y el que hay en algunos discos de Nick Cave, Tom Waits, Bruce Springsteen, son referencias que tienes ahí.

"Pero Aznar, hermano de Mauricio, nos obligaba a él y a mí a aprendernos las canciones de Los Beatles de memoria: las letras, los tonos, la melodía, pero también los instrumentos, instrumento por instrumento, por separado y sin partitura"

El disco ya cuenta con dos singles: ‘Coartadas’ y ‘Tú eres mi camino de Santiago’… Pero hay otro de amor, ‘San Juan mudéjar’…

Quizá sea el más triste. Sí, es una historia da pasión en Teruel. También hay un gran homenaje a Aragón: yo me siento aragonés por todos los poros, no nacionalista ni independentista, aragonés, y eso se ve en ‘Morir de piel’. Es algo que me emociona.

Y haya otro tema que es un gran homenaje a Mauricio Aznar: ‘La canción del Matrero’.

Tiene una historia muy bella. Casi de novela. En una época, ya con Almagato, poco antes de morir y fascinado con la música argentina y Santiago del Estero y otras cosas, en una época de crisis también, Mauricio y yo trabajamos en un puñado de temas, más de veinte, que queríamos grabar nosotros y a la vez dar entrada a otros compositores. Escribimos ‘La canción del Matrero’, ese personaje del campo que se pone el mundo por montera, que es laborioso y atrevido, alguien de abajo sin complejos, y se lo mandamos a Enrique Bunbury, que iba a ser quien lo cantase. Había otras voces. Todo ello con la dirección de Jordi Pegenaute. Mauricio Aznar se fue y eso se ha quedado ahí, pero yo quiero grabarlo y me gustaría hacerlo el año que viene en un gran homenaje.

Resúmanos el disco.

Tiene mi espíritu, mi poesía, mi forma de ver el mundo, incluso una voz más relajada, más segura. Barajé titularlo ‘Nublos’ pero al final me decidí por ‘Desiertos’, que también nos explica a todos y mi trayectoria y mi paisaje. He sido un músico de atrás, de trastienda, un poco fuera del primer foco; me he sentido un poco más cómodo. Y aquí, con la ayuda de Guillermo Mata y grandes músicos, lo doy todo. En cierto modo, también quiero reivindicarme. Y espero que la gente lo pueda ver el 30 de mayo en Las Armas.

¿Cómo será el concierto?

Con mi banda: Óscar Carreras al piano, los teclados y las voces; Jorge Gascón, guitarra y voces; Eva Lago, como segunda voz, me gusta mucho la complicidad que hemos encontrado y que desarrollamos; el ya citado Guillermo Mata, al bajo y en la dirección musical; José Luís Seguer ‘Fletes’ a la batería y percusión, y Julio Calvo Alonso con su inseparable la guitarra eléctrica. También contaremos con Kike Cruz y David Gálvez en la parte técnica de sonido e iluminación. Cantaré algunos temas del álbum, claro, pero también algunas otras de mis canciones como ‘Apuesta por el rock and roll’, ‘Cass’, ‘Lisboa’, ‘Con elegancia’, ‘El hombre del tambor’, ‘Cantores’, la citada ‘Mai’ o ‘Armando al amor’.

Ya que lo dice. ¿Cuáles serían sus canciones favoritas?

Le diré dos: una que no es mía el poema, ‘Cass’, de mi querido José Luis Rodríguez García, ya fallecido y tan querido, y ‘Hay una cruz en el Saso’, que hacíamos con Mauricio Aznar y Más Birras. Mauricio fue un gran cómplice y un hermano: mi madre, muerta recientemente, era como su segunda madre, e Inge Müller, la suya, fue también como una madre para mí. Felizmente aún vive. ¿La tercera canción? Esa es la que vendrá en el futuro. Tengo muchas cosas que hacer todavía, tengo muchos proyectos. Y espero que la vida me dé salud.

Gabriel Sopeña presentará el disco 'Desiertos' y una selección de sus mejores temas el 30 de mayo en Las Armas.
Gabriel Sopeña presentará el disco 'Desiertos' y una selección de sus mejores temas el 30 de mayo en Las Armas.
Guillermo Mestre.
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