Irene Vallejo: "Los clásicos no nos dan lecciones, pero son el kilómetro cero de nuestra cultura"

La escritora aragonesa, autora del exitoso ensayo 'El infinito en un junco', ha sido galardonada con el Premio Aragón de las Letras 2023

Irene Vallejo, este miércoles en su domicilio zaragozano.
Irene Vallejo, este miércoles en su domicilio zaragozano.
Guillermo Mestre

La escritora Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) fue galardonada este miércoles con el Premio de las Letras Aragonesas 2023, que concede la DGA. Su ensayo ‘El infinito en un junco’ (2019), se ha publicado ya en medio centenar de países y ha sido traducido a 35 idiomas. El jurado le ha concedido el premio por ser "el mejor exponente del gran momento que viven las letras aragonesas, un fenómeno del que es fiel representante".

Tiene tantos premios ya, que quizá el Aragón de las Letras sea uno más.En absoluto. Los premios que te dan en tu propia tierra son más íntimos, más emocionantes. Y en este caso, además, los que ya lo han ganado son grandes referentes culturales para mí. Nunca imaginé que podía estar en esta lista, porque he asistido, como público y por admiración, a la entrega de este mismo premio a otros escritores. Como Agustín Sánchez-Vidal, por ejemplo, que tuvo una importancia definitiva en 'El infinito en un junco'. Me dio consejos muy valiosos cuando pensaba escribirlo. El libro no sería el que es si no fuera por las charlas que tuvimos.

¿Y qué le aconsejó?Que era muy importante que el libro contase historias, que fuera narrativo, con personajes, acción..., que aunque fuera un ensayo captara la atención del lector. Él es especialista en lenguaje cinematográfico y por eso me dio esos consejos. Eso explica ese inicio tan cinematográfico del libro.

Acaba de llegar de Colombia y Japón. ¡Qué lejos ha llegado su 'junco'!Me parece increíble haber llegado a Japón, porque además es un país donde se traduce muy poco. De hecho, allí, en la mayoría de las librerías, los libros extranjeros están agrupados en una sección propia, no se incorporan, como en España, a la del género que encarnan. Recibir parte la mirada de Japón sobre un libro que también trata algunas de sus tradiciones ha sido una experiencia increíble.

¿En qué momento de su vida se encuentra?La verdad es que en un momento extraño. Llevamos cinco años viajando constantemente y eso me produce una cierta sensación de irrealidad. Sé que este interés por mi y por mi obra, que esta efervescencia, se van a acabar, y me preocupa saber qué quedará cuando baje la espuma, cómo será la nueva rutina. Estoy preguntándome cómo será un futuro en el que una de las pocas cosas seguras que tengo es que seguiré cuidando de mi hijo. Me alegro, en cualquier caso, de que me sea posible seguir trabajando teniendo un hijo con discapacidad. Así que saludaré con alegría los cambios que me lleguen.

Irene Vallejo, premio de las Letras Aragonesas, hojeando un libro de su biblioteca en su domicilio zaragozano.
Irene Vallejo, premio de las Letras Aragonesas, hojeando un libro de su biblioteca en su domicilio zaragozano.
Guillermo Mestre

Debe ser difícil digerir un éxito tan descomunal como el que ha tenido con su libro. ¿Lo ha conseguido?Yo todavía sigo incrédula.

Ha asegurado que cuando trabajaba en él pensaba que ya no escribiría más.Sí, pero era por cuestiones personales. Yo había asumido que tenía que dedicarme a atender a mi hijo y que eso me iba a impedir todo lo que rodea al mundo de la literatura, los viajes, las presentaciones, los congresos... Había asumido que tenía que renunciar a la literatura como profesión. Así que 'El infinito en un junco' era una despedida, un libro que escribía por razones terapéuticas, y quería rendir homenaje en él a todo lo que me había nutrido hasta entonces. Era un momento, además, en el que se cuestionaba el futuro del libro en papel, en el que se había puesto incluso fecha a su muerte.

Pues se equivocaban. Y la mejor prueba es su propio libro.Claro. Ha habido personas que me han dicho que 'El junco...' ha sido el primer ensayo que leían en su vida. Creo que muchas veces sufrimos o experimentamos movimientos pendulares y no nos damos cuenta. Hubo un momento en el que parecía que la tablet iba a acabar con el libro impreso, y resulta que ahora países como Suecia o Finlandia están planteándose volver al libro impreso en las aulas. Cuando se nos pase la fascinación por la última tecnología del momento iremos reequilibrando todo. Quiero confiar, soy optimista, aunque el mundo de la cultura, en general es más bien apocalíptico. Con la pandemia, además, mucha gente ha redescubierto la literatura. Se ha dado una paradoja, y es que después de tanto insistir en que el nivel de lectura era catastrófico en España, cuando ha llegado una catástrofe de verdad hemos visto que la gente leía mucho más. Las librerías respiran optimismo, y viajando por el mundo he podido ver cómo se ha reforzado la red de librerías independientes.

"Los jóvenes de ahora leen más que los de generaciones anteriores, pero lo que les interesa a ellos, no a sus padres"

Pero los jóvenes no leen, dicen.No lo creo así. Los de ahora leen más que los de generaciones anteriores, lo que ocurre es que leen lo que les interesa a ellos, no a sus mayores. Tampoco hacen nada que no hiciéramos nosotros a su edad. En cualquier caso, los lectores nunca hemos sido mayoría. Pero hemos sido suficientes para mantener vivo al libro.

Pero a principios del siglo XX había poetas que vivían de sus versos. Hoy no.Lo que sucedía en muchos casos es que eran ricos o no tenían que trabajar para escribir. Hoy lo que está ocurriendo es que el mundo cultural se está volviendo cada vez más precario dentro de la precariedad general que impera en nuestra sociedad.

Lo que no cambia es su obsesión por reivindicar los estudios clásicos, la literatura de griegos y romanos. ¿Sirve de algo hoy leer la poesía de Horacio?Los clásicos son los cimientos sobre lo que se ha construido todo lo demás, son el quilómetro cero de nuestra cultura. Yo he convivido con ese escepticismo: en mi época, estudiar Filología Clásica era un insensatez, y Letras Clásicas una temeridad, al menos para la mayoría. Pero el caso es que entender cómo nacen algunas ideas, algunos conceptos, nos ayuda a entender cómo somos hoy. Es un ejercicio sano. Contra lo que algunos piensan, los clásicos no nos dan lecciones de nada, principalmente porque no vivieron épocas mejores que las nuestras. Ya hay universidades norteamericanas en las que, independientemente de lo que estudies, el primer año te obligan a leer a los clásicos. Y es una idea acertada. No hay nada más estimulante que 'dialogar' con las mentes más brillantes de la Historia.

Irene Vallejo, premio de las Letras Aragonesas 2023.
Irene Vallejo, premio de las Letras Aragonesas 2023.
Guillermo Mestre

Pues apenas se acude a ellos.No crea. De manera insospechada, están ahí, detrás de muchas de las obras literarias y cinematográficas que nos acompañan. Detrás de los fenómenos culturales de los últimos tiempos, de 'El señor de los anillos', 'Las crónicas de Narnia', 'Harry Potter', 'El corredor del laberinto' o 'Los juegos del hambre' está, se transparenta la mitología clásica. Los guionistas de Hollywood siguen usando hoy un manual de mitología comparada, 'El héroe de las mil caras', de Joseph Campbell. No hay manifestación cultural actual donde no haya cultura clásica.

En el rap o el reguetón.También ahí. Kase.O estudió Filología Clásica y en algunos de sus temas hace referencia a las musas. Están también en los videojuegos... Y en la literatura actual la mitología está más presente que nunca. En los últimos tiempos, en libros como 'Circe', de Madeline Miller, en toda la obra de Mary Beard sobre el mundo clásico, en los poemas de Louise Glück o en los escritos de Anne Carson. La cultura clásica nos acerca a un lenguaje universal.

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