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El dueño del Licenciado Vidriera de Zaragoza se jubila tras 37 años: "Me retira el reguetón"

Juanjo Hervías abrió en 1987 este local del Casco Viejo de Zaragoza junto a su socio Mario Meneses y ahora cogen el testigo dos de los hijos de ambos. 

Juanjo Hervías, en la tarde de este lunes en el Licenciado Vidriera.
Juanjo Hervías, en la tarde de este lunes en el Licenciado Vidriera.
Francisco Jiménez

Poco podía imaginar Juanjo Hervías (1959) cuando llegó con 17 años a Zaragoza procedente de su Nájera (La Rioja) natal para estudiar Derecho, que en la capital aragonesa transcurriría felizmente el resto de su vida. Una trayectoria que en lo personal le ha dado tres hijos y cuatro nietos y que en lo profesional se ha circunscrito a las paredes del Licenciado Vidriera, uno de los bares más emblemáticos de la noche en el Casco Viejo de Zaragoza. 

En la madrugada del pasado domingo 21 de abril, tras 37 años de ininterrumpida relación laboral, Hervías puso fin a una etapa de casi cuatro décadas tras la barra para abrazar una merecida jubilación. "Fue muy especial. Vino mucha gente, desde clientes a amigos y antiguos camareros que quisieron acompañarme en el final de una etapa de mi vida. Aquí se han conocido muchas parejas y me hizo especial ilusión que en ese último día me acompañaran viejos clientes que tenían 20 años cuando comenzamos y que acudieron con sus hijos. A las 5.00 hicimos una recena", explica Hervías. 

No hubo lágrimas en el adiós ("Lo tenía muy asumido y además el relevo está asegurado") pero sí un sinfín de anécdotas y recuerdos de una historia que comenzó en la Nochevieja de 1987, el día de la inauguración del Licenciado Vidriera en un local situado en la confluencia de la plaza del Justicia con la calle del Temple. 

Una aventura que emprendió junto a su socio Mario Meneses. "Yo había estudiado Derecho y hacía judicaturas, además de trabajar en el bazar Tánger, en la calle de Azoque. Mario hacía bocadillos en el bar Siberiano, también en Azoque. Él me decía que estaba harto de ponerse a hacer bocadillos a las 5.00 y yo de estudiar para presentarme a una oposición. Esa misma noche comenzamos a buscar local y a los tres meses ya abrimos las puertas. Pensábamos que aquello no duraría más de dos o tres años, pero nos equivocábamos. Somos los primeros sorprendidos de esta longevidad del negocio", rememora. 

La música de los 80

Unos inicios en los que la banda sonora era muy rica y variada. "Sonaba mucha música española, de Los Secretos a Gabinete Caligari o Sabina. En Aragón emergían grupos como Héroes del Silencio, Más Birras, Ferrobós o Escoria Oriental. También poníamos muchas bandas inglesas. Con el paso de los años nos hemos sabido adaptar a los gustos del público. Pero debo reconocer que el cambio musical de los últimos años no es tan de mi agrado. En parte, me retira el reguetón, es muy duro para mí escucharlo, a mi edad. Eso ya es para los jóvenes", asevera. 

Al margen del apartado musical, Hervías ha gestionado el desgaste que supone un trabajo cara al público y de noche con sabiduría. "Trabajar de noche es duro. Cuando eres joven te diviertes más. Yo estoy casado desde hace 40 y tantos años y mi esposa es la que más lo ha sufrido porque ha pasado muchos fines de semana sin mí. La noche tiene cosas muy positivas pero también sus peligros. Pero si hago un balance general, han sido más las alegrías que los problemas", razona. 

Por el Licenciado Vidriera han pasado miles de clientes, algunos de ellos famosos. "Nos han visitado desde Javier Bardem a Maribel Verdú. Recuerdo una noche en la que vinieron María Valverde y Mario Casas y fue una locura. Luis Alegre ha sido un buen amigo de la casa y propiciaba estos encuentros. También recuerdo mucho cariño las tertulias que hacían los jueves los integrantes de la Asociación de Periodistas, nunca fallaban. Y cuando mis hijos jugaban al fútbol, los jueves y los viernes se llenaban de futbolistas", rememora. 

Juanjo Hervías celebra las cuatro décadas de amistad y negocios junto a su socio Mario Meneses, que ahora reeditan sus hijos, Daniel y Eduardo, respectivamente, que toman el relevo al frente del local que desde 2017 se trasladó a unos metros, a la calle del Temple número 10. "Me congratula que Daniel y Eduardo se lleven tan bien como lo hemos hecho sus padres. Esa confianza es básica para sacar adelante cualquier establecimiento de este tipo. Estoy encantado", prosigue. 

Hervías cumple este martes 23 de abril 65 años y la felicidad le invade ante el nuevo escenario que se le abre. "Quiero estar más en familia, llevar una vida más tranquila, cuidar de mis cuatro nietos, salir a cenar un fin de semana con los amigos y no tener que levantarme de la mesa para ir a trabajar, poder viajar con tranquilidad. Todo esto era imposible hasta ahora", concluye. 

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