cultura

Marina Salazar: "Necesitamos seguir rediseñando y ‘redisoñando’ el mundo"

La creadora de la ‘tetamundi’ de Rigoberta Bandini participa este viernes (19.00) en una charla en el Caixaforum Zaragoza.

Salazar, en pleno proceso creativo, interviniendo una escultura.
Salazar, en pleno proceso creativo, interviniendo una escultura.
Heraldo

«Ha sido uno de mis primeros objetos ‘hackeados’ y uno de los que más he creído que podía funcionar como icono», explica Marina Salazar sobre su ‘tetamundi’. ¿Sobre qué? Aquel globo terráqueo en forma de pecho que coronaba el escenario de Rigoberta Bandini en su candidatura a Eurovisión. La artista catalana fue la que diseñó la pieza, pero esta es solo parte de su rica y sorprendente producción.

Bajo la marca ‘No queda tinte’, Salazar tunea y experimenta con objetos sacados de mercadillos a los que da una nueva vida repletos de colores flúor y purpurina. La artista participará mañana, a partir de las 19.00, en una nueva sesión de ‘Encuentros con...’ en el Caixaforum de Zaragoza, donde explicará su predilección por la estética ‘kitsch’ y por los ‘pongo’, esos objetos decorativos que uno no sabe muy bien qué hacer con ellos...

Algunas de las piezas 'hackeadas' por Marina Salazar.
Algunas de las piezas 'hackeadas' por Marina Salazar.
Heraldo

«Estamos siempre en la ola, asumiendo retos creativos, tratando de hacer que las cosas sucedan», explica Salazar acerca de su proceso artístico, que muchas veces conlleva transformar una idea loca en un objeto real. Habitualmente se define como «minimalístamente barroca» y si le dieran a elegir una época histórica para vivir «optaría por el Estados Unidos de los años 50, me encanta aquella estética, muy del estilo del pueblo de Eduardo Manostijeras».

No obstante, todo puede formar parte de su imaginario y, de hecho, el folclore ‘revival’ también le seduce. Las madreñas de Rodrigo Cuevas o los trajes de jotera son «una fantasía». «Mi obra habla sobre fusionar la magia de lo clásico y lo cotidiano con la cultura contemporánea. En esencia, a través del ‘hackeo’ de esculturas costumbristas, reivindico la magia de los objetos cotidianos», afirma la autora, cuyos objetos critican estereotipos de belleza, género, decoro y clase, poniendo siempre el humor de por medio.

Pero, ¿de dónde saca Salazar todas aquellas figuras de lladró, mármol o porcelana que luego desbarata? La diseñadora es experta en recorrer todo tipo de mercadillos y anticuarios, si bien el «dels Encants, en Barcelona, es de mis favoritos. Sus anticuarios son mis ‘dealers’, es de donde más piezas obtengo», explica, convencida de que, a pesar del ‘boom’ de diseñadores gráficos en los últimos años, «nunca son suficientes porque necesitamos seguir rediseñando y ‘redisoñando’ el mundo».

Habituada a escudriñar revistas e imágenes de Instagram («la mejor herramienta es la mirada atenta en la observación del día a día», dice), Salazar inauguró ayer una exposición en la galería LastCrit de Barcelona, junto a otros artistas como son Samuel de Sagas, Gastón Lisak, Xavi Morón y Nicole Vindel. Aún con la resaca de aquella fiesta, desembarcará mañana en el Caixaforum para hablar de arte, purpurina, transgresión y diversión.

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