cultura

Alberto Cebolla: "La música ayuda a la comprensión de la Semana Santa"

Catedrático de Musicología en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Se formó también en Cremona y Trento. Especializado en gregoriano, medieval y Renacimiento

Alberto Cebolla, este Sábado Santo en el coreto del Pilar
Alberto Cebolla, este Sábado Santo en el coreto del Pilar
Guillermo Mestre

La Semana Santa también se puede divisar desde el oído. Analiza la vibración y su delectación el zaragozano Alberto Cebolla Royo, catedrático de Musicología en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.

¿Cómo se llega hasta esa cima?

Recientemente. Hasta 2023 era profesor en el Superior de Salamanca.

No me refería a cuándo, sino a un itinerario tan fascinante como el suyo.

Con apenas nueve años, ingresé en los Infanticos del Pilar. Estuve hasta los 14. Allí cantábamos dos misas al día. Después, estudié Musicología en Zaragoza. Me especialicé en canto gregoriano junto a Luis Prensa y Pedro Calahorra. Pasé por Cremona, por Trento, hasta llegar a 2010 a Salamanca. Me he especializado en música medieval y del Renacimiento.

Vayamos con una auditoría sonora de la Semana Santa.

En periodos anteriores, desde la época medieval, tenía otro paisaje sonoro, diferente al actual. En Zaragoza, la utilización de tambores y carracas, por ejemplo, es relativamente contemporánea.

¿La música está íntimamente ligada a la liturgia?

Muy ligada. Tanto su presencia como su ausencia. Antes de Semana Santa, tenemos la Cuaresma. Para comenzarla, en la Edad Media se hacía un acto, ‘el entierro del Aleluya’. Uno de los cantos más significativos propio de la misa era el Aleluya. Una forma de olvidarlo hasta la Vigilia Pascual era ir al cementerio, que entonces estaba anejo a la iglesia, y se enterraba una tabla con la palabra. Se volvía a introducir el término Aleluya y a cantar en la Vigilia Pascual. Durante la Cuaresma se cantaron también los complicados y larguísimos tractos.

La liturgia medieval tenía su dramatización…

Claro. El miércoles de ceniza, los obispos despedían a los penitentes públicos. Para el perdón de los pecados, se ausentaban durante la Cuaresma hasta el Jueves Santo, cuando los recibían en la Puerta del Perdón de la catedral. En Aragón, en la Seo, Huesca, Jaca… Se conserva documentación, llamada ‘Reconciliatio Penitentium’.

También aparece la Vexilla.

Dramatización medieval que duró hasta mediado el siglo XX. Se cantaba el himno en polifonía ‘Vexilla regis prodeunt’, que significa ‘las banderas del rey avanzan’. Himno de vísperas de la Semana de Pasión. Se realizaba una procesión en la que los canónigos de la catedral portaban los signos de la Pasión: una bandera, se le añadía una lanza, la esponja, la escalera…

Dice una voz popular: ¿quién me presta una escalera para subir al madero, para quitarle los clavos a Jesús, el Nazareno…?

El Santo Entierro abre con estos signos de la Pasión. En el siglo XVIII se popularizó el ‘Stabat Mater’. Conocidísimos son los de Scarlatti, Perolesi… Es una tradición de Nápoles.

Pero Nápoles era español.

Por supuesto. Incluso Vivaldi lo tiene musicalizado. Y Boccherini. Muchos melómanos conocen estas piezas, pero en la época eran obras de masas.

¿Y el Miserere?

El Salmo 50, salmo penitencial. También, las tinieblas, que son maitines y laudes en los que se cantan las lamentaciones. El Miserere también se popularizó en el siglo XVIII. Todas estas manifestaciones ayudan a comprender, a la contextualización de estos días, igual que los tambores y carracas. La música, en suma, ayuda a la comprensión de la Semana Santa.

No hemos hablado del Réquiem de Mozart…

Yo diría que las manifestaciones que le he citado son más propias de la Semana Santa.

El Réquiem de Mozart es el Réquiem de Mozart…

Sí, pero también te puedes morir en verano… Es más propio del 2 de noviembre, en la misa de difuntos, o en oficio de difuntos. Se asocia con la Semana Santa, aunque nada tenga que ver. Desde un error, se está creando una tradición.

De gran fama también, ‘La Pasión según San Mateo’, de Bach.

Por cierto, de origen protestante. La de San Mateo, como preguntaba, ha entrado en el canon de la música clásica internacional. Durante décadas se dejó de cantar hasta que la recuperó Mendelssohn en 1829.

Y a mí que me da por tararear, más si cabe estos días, ‘My Sweet Lord’ (‘Mi dulce Señor’), de George Harrison.

Preciosa canción. A usted le llega por su belleza, que le conmueve más si cabe en estos días; pero no es el lenguaje musical más cercano a mi mundo sonoro.

Usted controla un montón de canto gregoriano.

Soy profesor de canto gregoriano, paleografía musical y de Historia de la Música en la Edad Media. Incluso tengo un grupo de canto gregoriano, la Schola Cantorum Paradisi Portae.

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