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Javier Barreiro: "Mauricio Aznar fue un rebelde frente al éxito"

El profesor y escritor, referente indiscutible de la cultura aragonesa, se quedó con los últimos poemas o canciones del líder de Más Birras

El profundo canal de comunicación de la mirada de Barreiro.
El profundo canal de comunicación de la mirada de Barreiro.
José Miguel Marco

Ahora que todo el mundo habla de Mauricio Aznar, podría contarnos algo interesante el escritor Javier Barreiro, que se quedó con sus últimas canciones, por cierto, sin publicar.

Mauricio en sus últimos años escribió columnas en ‘Diario 16’, cuentos y, como siempre había hecho, letras para canciones. En el cuaderno que me entregó poco antes de morir, hay 35 poemas populares muy bellos, aptos para adaptar a ritmos folclóricos argentinos.

¿Hará público ese tesoro?

Es muy probable que ese tesoro también se lo entregara a su gente cercana: familia, amigos, novia… Tendré que preguntarles. Los derechos serían de sus herederos.

Recuerdo a Mauricio, con su tupé a lo James Dean y su vieja bicicleta, cuando iba a recoger a su novia a ese hervidero de mentes inquietas que era Instituto Blecua, donde usted nos transmitió la pasión por la literatura.

Fueron años más que estimulantes: en un barrio con calles aún sin asfaltar, pequeños grupos delincuentes y prorrumpiendo la heroína, los alumnos, casi todos hijos de trabajadores, eran extraordinarios, alegres, cariñosos, aplicados... Cada curso leían nueve o diez libros que hoy no leen los universitarios.

Qué tiempo tan bonito, Javier.

Cuando a mediados de la década se anunció la LOGSE, muchos avisamos del desastre que amenazaba y algunos huimos hacia la enseñanza a distancia. El desastre fue mayor de lo que anunciamos.

¿Qué le hizo establecer una relación tan estrecha con Mauricio?

Nos conocíamos de la calle, de vernos en el Interferencias y tuve una alumna que fue una peligrosa novia suya.

Ya...

Cuando organicé una gran exposición en el Palacio de Sástago, ‘El tango hasta Gardel’, me dijo que el tango lo volvía loco y empezó a venir por casa para escuchar discos y hablar de libros, y yo a acompañarle a veces en ensayos o conciertos, a encontrarnos de noche. Tuve una juventud larga y muy amiga de la noche.

Desde esa cultura de arrabal que tanto apasiona al mejor conocedor del tango en España, que es usted, ¿cómo Mauricio consiguió elaborar un producto comercial evocado décadas después?

Ya es sabido que el asunto del éxito no le preocupaba, tuvo un montón de preocupaciones sucesivas que no tenían que ver con la moda, lo esperable y lo estatuido, sino con el mundo de los deseos, los descubrimientos y el misterio. De alguna manera, sus seguidores debían de notarlo y alentaban tales peculiaridades. Como a todos los buscadores, no le interesaba la consecución sino el tránsito.

Golden Zippers, Más Birras y Almagato... ¿Qué diferencias halla en su camaleónico itinerario?

Las que hay: un grupo casi tributo al rockabilly o rock primitivo; otro de pop rock que recoge todas las sucesivas influencias y leit-motivs en los que Mauricio va incidiendo; y un grupo de folklore argentino que, por cierto, es riquísimo.

‘Al este del Moncayo’ tuvo el espaldarazo unánime de crítica y público: los oyentes del programa Diario Pop, de Jesús Ordovás en Radio 3, votaron el disco como el mejor del año. ¿Por qué no hubo continuidad en ese éxito?

Porque ya necesitaba otra cosa. No es un caso único. Muchos grupos en su punto más exitoso se han roto por cosas parecidas.

¿Ha visto el film ‘La Estrella Azul’?

Fui al preestreno y volví a verla nueve días después. Traté de contemplarla excluyendo lo emocional, pero no me fue posible. Es extraordinaria, llena de matices e inteligencia y con un guion muy complicado de confeccionar y rodar. Los actores que hacen de Mauricio y Carlos Carabajal son extremadamente parecidos a los personajes reales. Lo único que me hace desconfiar es no haber encontrado una persona a la que no le haya gustado. Bien puede decirse que Macipe es un profesional sin fisuras y que no hay duda de que estuvo asistido por las musas, la Telesita y la magia que Mauricio desató en sus amigos.

Cuénteme alguna de esas confidencias que me ha regalado sobre Mauricio en charlas interminables de literatura.

Creo que su inteligencia natural sumó ciertos rasgos místicos, seguramente procedentes de la genética materna, que él mismo se encargó de inutilizar con sus dependencias, pero que afloraban en determinadas ocasiones.

Una reflexión final, maestro.

Mauricio fue un rebelde frente al éxito, frente a su propia hipersensibilidad, pero que pudo encauzarla en la música. Fue un hombre bueno, aunque un rockero no pueda exhibirlo demasiado. No hay más que ver lo que está sucediendo a un cuarto de siglo de su muerte para calibrar su trascendencia.

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