Libros que alimentan: los premios Cálamo reconocen obras de Alana S. Portero, Elvira Navarro y Raúl Quinto

'Las voces de Adriana', 'Martinete del Rey Sombra' y 'La mala costumbre' son los libros más destacados de 2023 para la veterana librería zaragozana

Paco Goyanes, Elvira Navarro, Raúl Quinto y Alana S. Portero, este viernes, en la librería Cálamo de Zaragoza.
Paco Goyanes, Elvira Navarro, Raúl Quinto y Alana S. Portero, este viernes, en la librería Cálamo de Zaragoza.
Ruben Losada/FotografiArte

Los premios Cálamo llegan a 23 ediciones en este 2024 y la gala de entrega de este lunes 1 de marzo (19.00, en el salón de actos del Edificio de Caja Rural de Aragón) ponía el colofón a un año singular y fructífero para la librería zaragozana que regentan Ana Cañellas y Paco Goyanes; Cálamo cumplió 40 años como negocio en 2023 y recibió además el Premio Artes & Letras de Heraldo de Aragón a la Difusión Cultural. Los premios de Cálamo van este año para tres plumas distinguidas y dispares: Elvira Navarro, Alana S. Portero y Raúl Quinto.

“Empezamos a ser un premio talludito -ha apuntado Goyanes esta mañana en la librería- y hemos recibido más votos que nunca, tanto físicos como a través de la web. Hablamos de más de 8.000 votos y mucho debate en torno a los libros seleccionados. Ponemos 15 obras que a nuestro juicio son especialmente relevantes cada año, sabiendo que dejamos fuera muchas otras que también lo merecerían. Estamos convencidos, eso sí, de que hemos seleccionado buenos libros”.

Los resultados ya se conocían, pero las tres personas implicadas en la fiesta (pleno de la quinta del 78 en los galardones) los han escuchado este viernes juntas y en persona. ‘La mala costumbre’ (Seix Barral), primera novela de la dramaturga Alana S. Portero, ha sido la obra más votada este año en el universo Cálamo. El premio Otra Mirada se ha concedido a Raúl Quinto por ‘El martinete del rey Sombra’ (Jekyll & Jill) y el premio Extraordinario -que reconoce además toda una trayectoria- ha ido a parar a Elvira Navarro por ‘Las voces de Adriana’ (Random House).

Valores y alicientes

A requerimiento de Goyanes, el cartagenero Raúl Quinto ha desgranado la temática del libro premiado y su particular asunción del oficio literario. “Este libro aborda un acontecimiento poco conocido de la historia de España. En 1749 hubo un decreto firmado por el Marqués de la Ensenada, sancionado por el rey Fernando VI, el rey Sombra, y amparado por la Iglesia Católica, para proceder a la prisión general de la población gitana española. La intención del decreto era extinguir la presencia de la raza gitana en nuestro país”.

Quinto, profesor de Historia, explica que “el 30 de julio de aquel año, a las 12 de la noche, se hizo una batida general por pueblos y ciudades, Zaragoza entre ellas. Se incautaron los bienes de las familias gitanas y se separó en ellas a los varones mayores de siete años de las mujeres, para esclavizarlos en los arsenales. Así dejaban de reproducirse. Esa situación se extendió por 18 años, toda una generación". 

Quinto recalcaba que "he dado muchos años historia contemporánea de España y esto no sale en los libros de texto, lo cual me parece muy inquietante, aunque tras el libro está más presente el episodio que se relata, la gran redada. También se retrata el mundo de la corte, y en la estructura hay poesía, porque vengo de ahí: hay ritmos internos y musicalidad. Ha salido un artefacto curioso, que parece que está interesando a la gente”.

Elvira Navarro comentaba de su última obra que “no es un libro meditado. Pasa bastante tiempo desde que mis ideas se convierten en libros; esta novela viene de un texto que escribí hace bastante tiempo, después de ver ‘Cría cuervos’ de Carlos Saura, y en él aparecen una mujer con su madre y su abuela, monologando las tres con ecos de las unas en las otras. Al acabarlo no sabía si lo escrito era teatro o podía entrar en un libro de cuentos, pero no pegaba”.

Navarro cuenta que “hay algo autobiográfico en ‘Las voces de Adriana’, no todo, porque las memorias familiares se fabulan cada vez más con el paso del tiempo aunque la verdad emocional prevalezca, y surge de la desaparición de mi familia. Tras un tiempo y varios textos relacionados con la enfermedad, la muerte y los aprendizajes derivados, me di cuenta que uniéndolos conformaban un libro que se había escrito casi solo, con temas delicados como el paso de la autoridad de los padres a los hijos cuando los padres son muy mayores. En cada una de las tres partes del libro hay estilos distintos, desde la vitalidad de la primera a algo casi fantasmagórico de la segunda, para dejar paso luego a las tres voces femeninas”.

Épica en San Blas

Alana S. Portero habló de ‘La mala costumbre’ identificando su narrativa con la del viaje del héroe, extrayéndolo de las coordenadas masculinas y ‘primermundistas’ habituales. “Buscaba un retrato de la clase obrera en un mundo femenino, callejero y trans. Hay varios protagonistas más allá de la principal, que no se parece tanto a mí como podría pensarse; por otro lado, tengo la sensación de que conozco mejor Brooklyn que mi propio barrio de san Blas, en esa ciudad que quiero mucho y también odio bastante, la cambiante Madrid, y quería hacer épica en mi barrio, contar sus cosas maravillosas y terribles”.

La autora apuntaba que “las personas que llegamos a ser no dependen exclusivamente de nosotros; somos en gran parte nuestra genealogía, las ciudades en las que vivimos, somos como nos tocan, como nos golpean, como nos hablan y miran… así se moldea un ser humano. Quería contar eso”.

Portero puntualizaba que “esta novela también es un homenaje a varios tipos de mujeres, desde las vecinas nacidas en los 40 que impulsaron movimientos vecinales y sostenían sus casas que nos enseñaron un tipo de solidaridad, un modo de estar en el mundo, a aquellas que no conocimos por el azote del sida y también a las mujeres trans de estas mismas edades que trabajaban en la calle, y que han sido las peor tratadas en la historia reciente de nuestro país. Creo necesario incorporar a todas esas mujeres a nuestra cultura, y no solo desde una perspectiva feminista o LGTB, no como objetos de ensayo, sino desde sus relatos. Todos y todas somos relatos”.

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